La Cueva del Lobo

Sinopsis Histórica de la Ciencia Ficción 6ª Parte, Venezuela

Sagan le pidió a su amigo el físico Kip Thorne que le proporcionara algún método “para viajar en el tiempo», explica Manuel Moreno, profesor de Física de la Universidad Politécnica de Cataluña. Thorne empezó a pensar en el problema mientras su ex mujer conducía por la autopista. Como Arroway (interpretada en el filme por Jodie Foster) no podía usar un agujero negro debido a su enorme gravedad, acudió a un concepto exótico: los agujeros de gusano, que fueron postulados por el físico austríaco Ludwig Flamm poco después de que Einstein publicara su teoría de la relatividad general. Y escribió las ecuaciones sentado en el asiento trasero.

En una valoración rápida, afirma Alberto G. Rojo:

La ciencia y la literatura sirven a dos divinidades contrarias: la inteligencia y las emociones. Esta visión, aunque parcial y burda, tiene cierto fundamento: el escritor se ocupa de conmovernos con mundos imaginados; el científico, de descifrar el mundo real. Sin embargo, las grandes obras literarias dirigen miradas profundas a la realidad y los grandes avances científicos redefinen los límites de la imaginación, de manera que es concebible que las dos disciplinas, en un sentido amplio, se intersecten.

Vistas las cosas desde ese ángulo, deducimos que, en las sociedades modernas, todo el mundo está de alguna manera vinculado a la ciencia y a la ficción… ¿o deberíamos decir a la ciencia-ficción?

Es esa, pues, la razón que sorprende cuando en el intento de buscar información acerca de la ciencia-ficción venezolana, leemos en el blog de Gabriel Samuel Niño, publicado el 13 de diciembre del 2009, esta lapidaria sentencia: La Ciencia Ficción en Venezuela: No Existe… Por supuesto discrepamos.

logoubik

G.S. Niño apoya este categórico juicio refiriéndose, evidentemente al cine y a la probable mala interpretación de la declaración de uno de los baluartes de la CF venezolana, Jorge De Abreu, quien en su blog “Yo Jorge” del 7 de junio del 2005 en el artículo Una tertulia y la literatura de ficción expone lo siguiente:

Confieso que también fue interesante leer los comentarios de gente ajena al género en otros blogs, había de todo: curiosidad, incredulidad, menosprecio y hasta fatalismo. Un lugar común parecía ser el pensamiento de una supuesta incompatibilidad de un género como la Ciencia Ficción con nuestra «realidad socio-tecnológica», no se escribe ni se lee Ciencia Ficción porque el venezolano y Venezuela misma están en un camino histórico (¿de desarrollo?) que es absolutamente diferente al del resto de la humanidad, somos cuerpos extraños en nuestro tiempo; la única salida posible ante nuestro divorcio con la modernidad es profundizando nuestro apartheid científico-tecnológico contemplando nuestros propios ombligos.»

(Esto es lo que Jorge informa haber leído en otros blogs). Acto seguido agrega:

Personalmente pienso que la verdadera razón por la que no se lee Ciencia Ficción en Venezuela, no es porque en Venezuela no haya ciencia, ni tecnología (algo tan falso como un billete de once mil bolívares), creo que no se lee CF por la misma razón por la que se lee poca literatura de ficción en Venezuela y casi me atrevería a asegurar que es la misma razón por la que el venezolano, en general, lee poco.”

El espíritu de la deducción de Jorge quizás sea parcialmente correcto, pero no la generalización. Y nos explicamos:

Con el fin de colocar los conceptos en su nicho adecuado, nos permitimos recordar que, los escritores latinoamericanos no escribían y, posiblemente todavía no escriben, con la intención de garabatear ciencia-ficción, si no de escribir literatura, con todo el riesgo que esto conlleva, a diferencia de los norteamericanos que se circunscriben en la tecnología. Los latinoamericanos preferían, y presumimos que siguen prefiriendo por su naturaleza, la parte fantástica, imaginativa e inventiva (lo que se llamó años después la “ciencia ficción blanda”).

En efecto, como bien indica Julio Miranda en el prólogo de su Antología de la ciencia ficción venezolana:

En un momento en que la CF no había recibido todavía una sanción universal favorable, dos venezolanos, Julio Garmendia y Enrique Bernardo Núñez la estaban cultivando (aunque sea marginalmente) y en su vertiente más rica: la CF crítica.

En el año 1927, Julio Garmendia publica Tienda de muñecos, libro de ocho cuentos fantásticos, entre los cuales se encuentra “La realidad circundante” que es considerado el primer cuento de ciencia ficción escrito en el país y uno de los primeros en Latinoamérica, aunque algunos críticos lo ubican dentro del realismo mágico, ya que sus personajes, a pesar de que manifiestan ciertas características parecidas a los de la CF, tienen en la conciencia tres esferas activas: el consciente, el inconsciente y el subconsciente (por lo que a nosotros siempre nos recuerda a Kafka).

Y eso no es todo, existe un hecho que muchos, quizás, desconocen y es que en 1933 la editorial La Esfera, en Caracas publicó una novela de ciencia ficción firmada por Pepe Alemán, seudónimo del escritor y periodista cumanés Federico León Madriz. Llama la atención que justo un año antes, Aldous Huxley había lanzado la primera edición original de Brave New World («Un Mundo feliz»), obra con la que El Regreso de Eva, la novela a la cual nos referimos, guarda bastantes semejanzas, aunque el tono de aquella sea más sombrío.

Sin embargo, al margen de estos exiguos pero notables casos, es inevitable reconocer que la ciencia ficción contemporánea de Venezuela tuvo sus impulsos conscientes en la juventud universitaria, específicamente la que con el tiempo, en el medio, se ha dado por llamar La Hermandad de la USB.

Pero antes de abordar ese tema, que es trascendente, creemos necesario mencionar a Joseph Remesar (El Leprechaun) quien milita en el sub-género del steampunk. Un venezolano que nació en Caracas, de padres españoles y tíos norteamericanos. Sus abuelos habían emigrado a Nueva York en los años 20. Casado con una mexicana. Estudió letras en la Universidad Central de Venezuela y estuvo en 1985 en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos. En el 95, emigró a E.U.A, y pasando por un Creative Writing Program de la Florida International University en Miami, descubrió todos esos autores steampunk; por cierto conoció a su esposa en Los Ángeles y se casaron en Miami en 1998. En el 2003 se mudaron a Europa, primero a Dublín y después a Londres. Lo interesante de esta mini-biografía surrealista, es el hecho que para lograr ser aceptado por el público inglés tuvo que superar el problema de no ser británico, y, por poseer un estilo sudamericano, no encontraba cómo explorar y abordar la estética británica, y entonces creó un personaje latino, inmigrante, un alter ego que ve a la ciudad como él la ve, y al hacerlo, creó toda una ucronía alrededor de cómo le hubiese gustado que fuese el siglo XIX, y utilizó personajes históricos latinoamericanos mezclados con los suyos: está Porfirio Díaz, por ejemplo, y el nieto del prócer venezolano Antonio José de Sucre. Su inspector de Scotland Yard es hijo de un español y una irlandesa, criado en Argentina y por supuesto habla español.

También queremos destacar antes de seguir, que el miércoles 19 de junio de 2013 en Fallo del Premio 451 de Novela de Ciencia Ficción, entre las nueve obras finalistas estuvo incluida Polvo de estrellas de Nixon Piñango de Venezuela.

Ahora sí estamos listos para abordar un poco de historia, que no prehistoria, por razones que ya hemos visto al comienzo de esta entrega.

Nos cuenta Jorge De Abreu en su artículo “Ciencia-ficción venezolana: historia y prehistoria” publicado en 2004 en esa extraordinaria revista virtual española Alfa Eridiani, que ha sido siempre tan encomiablemente predispuesta a cooperar con los escritores de CF venezolanos:

La década de los ochenta comienza con una nueva generación que, decidió organizarse primero y crear después, aunque sin lugar a dudas emplearon la organización como un medio de facilitar el proceso creador.

En los diez años que van desde 1982 a 1992 se cimentó lo que actualmente es la moderna CF venezolana: básicamente aficionada, identificada con los temas del género y su propio pasado literario fantástico y sesudamente intelectual.

El inicio ocurrió, cuando un par de estudiantes de física de la Universidad Simón Bolívar (USB) concibieron la creación de una asociación de aficionados a la Ciencia Ficción: César Villanueva y José Ramón Morales y se toparon con que no eran los únicos aficionados al género en la USB y también descubrieron que existía una Coordinación dependiente de la Dirección de Desarrollo Estudiantil de la Universidad, que apoyaba la creación y funcionamiento de organizaciones estudiantiles.

La convocatoria para la conformación de un grupo de CF se realizó a principios de 1984 y el 24 de mayo de ese mismo año se inaugura oficialmente UBIK, (haciendo homenaje a la obra homónima de Philip K. Dick), Club de CF de la USB. Aquel grupo fundador incluía, además de a Villanueva y a Morales, a Imre Mikoss, Yamil Madi, Víctor Pineda y Jorge De Abreu.

En 1986 UBIK comienza a editar Cygnus, la primera revista conocida de CF venezolana cuya estructura gráfica, absolutamente primaria, exhibía, sin embargo, con orgullo la inalienable realidad de ser la primera.

 

De Cygnus fueron publicados cinco números a lo largo de ocho años. En sus páginas aparecieron, por primera vez, los relatos de muchos de los escritores de esa nueva generación de la CF como, además de los ya mencionados, Wilfredo Puignau, César Villa, Pablo Lau, José Parés, Luis Falcón, Manuel McLure, Polonio, Rafael Escalona, Yderf, Purificación Tojeiro, Ermanno Fiorucci, Nauj Raliuga, Freddy Beder, Onil Egroj, Ricardo Díaz, Edgar González, Orangel De Abreu, William Goit, , Juan Aguilar, Lorena Perdomo, Gladys Gil, Deily Becerra, Vicente Barreiro, Adriana González, Alirio Gavidia, Lorena Ortín, Alfonso Linares e Yván Ecarri, algunos de los cuales todavía vinculados al género y otros dedicados, a tiempo completo, a sus respectivas actividades profesionales. Como dato anecdótico, en esa época también estaba estudiando en la USB la inefable y admirada Susana Sussmann, pero no vinculada a UBIK todavía, por estar atravesando, como ella misma afirma, su inevitable época de rebeldía juvenil.

La Gaceta de UBIK fue otra publicación, iniciada en 1988, de mucha menor extensión con respecto a Cygnus (oscilaba entre dos y cuatro páginas de contenidos, aunque alguna vez llegó a publicarse con hasta dieciseis). Su ritmo de publicación fue más frecuente pero también bastante irregular, y duró hasta el 1999, año en el cual la Gaceta se cerró con el número 24.

En sus páginas se publicaron contenidos diversos, desde relatos hasta artículos traducidos del inglés acerca de autores conocidos, pero esencialmente su redacción se circunscribía sólo a un editorial, algún relato y quizá una que otra columna o artículo.

Otras cosas que hizo dicho club fueron actividades típicas a una asociación de ese tipo: ciclos de cine, reuniones, creación de relatos, etc… Un recuerdo de lo que fue se puede encontrar en Desde el lado Oscuro, que está en su tercera época manejado, en la actualidad, de manera prolija por Juan Carlos Aguilar quien tiene como eslogan de batalla, cual redivivo Sir Isaac Newton:

No sé qué opina el mundo de mí, pero me siento como un muchacho que juega a la orilla del mar y se divierte encontrando un guijarro más pulido o una concha más hermosa, mientras el inmenso océano de la verdad se extendía, inexplorado frente a mí”

Y desde ese Lado nos mantiene informados acerca de todo lo que sucede en el mundo de la ciencia ficción, desde noticias que incluyen a los ganadores de los Premios Hugo hasta la narración gráfica de la ceremonia de entrega de los premios de este año, en sus diferentes categorías, que se realizó en el Auditorio del Centro de Convenciones ExCel el domingo 17 de agosto de 2014, a las 8 p.m.

El movimiento Ubik no se quedó ahí y, en 1996, un grupo de miembros (y ex) del club decidió dar un paso más y crear una entidad que rebasara el ámbito local de la asociación. Así se dieron los primeros pasos para crear la Asociación Venezolana de Ciencia Ficción y Fantasía.

Aparte de esa intentona de hacer una mayor asociación, diversas páginas y publicaciones han surgido en torno a Ubik. De ellas destacaremos primero a Necronomicón (sí, descarado homenaje a Lovecraft, no hace falta gritarlo…). Administrado por el mismísimo Jorge De Abreu.

Bajo ese nombre tan famoso se encubre otra publicación que nació bastante tiempo después de la fundación del club original: en 1993 salió su primer número. Su objetivo, publicar lo que hoy clasificaríamos como micro-relatos o relatos muy breves de terror, que a veces no pasan de un párrafo. En esa publicación también intervinieron escritores nacionales e internacionales muy notables.

En la actualidad existe una considerable actividad y una legión de escritores que se involucran en el género cada día con más interés.

Por supuesto, a este punto, es obligatorio hablar no solo, como ya lo hemos hecho, del sempiterno Joge De Abreu, si no también de Susana Sussmann, y de Ronald Delgado.

Susana tiene un enorme talento como escritora y una entrega absoluta a la promoción del género, que se hace patente en el taller virtual de los Forjadores, la revista Crónicas de la Forja y la promoción de las tertulias caraqueñas La Terca, que son sus notables criaturas.

Por supuesto, la capacidad creativa y el importante volumen de talento de Ronald, cuya dimensión y calidad de producción es definitivamente valiosa y que incluye:

En 2007 el 3er Lugar del “1er Concurso de Relatos Eróticos: Sexo para Leer” de la Revista UB (Venezuela) con un relato erótico de ciencia ficción. En 2009 participa en la “IV Semana de la Nueva Narrativa Urbana” (Venezuela), y en 2010 gana el 1er Lugar del “2do Concurso de Relatos de Ciencia Ficción – La Cueva del Lobo” (Venezuela). También, participó en el “Taller de Expresión Literaria – Mención Narrativa” de Monte Ávila Editores. En 2011 resultó ganador del 1er Lugar de los “VII Premios Andrómeda de Ficción Especulativa – Categoría Relato” (España). En la actualidad, ha publicado cuatro antologías personales: El Despertar de Meganet (Alfa Eridiani, 2008), Réplica (Fondo Editorial del Caribe, 2011), La tierra del cielo sin sol (eBook Independiente, 2012) (que toma el título de un relato suyo que, a nuestro entender, es su trabajo maestro) y Anómala (ebook Alfa Eridiani, 2013).

No podemos omitir a talentos como la escritora Iliana Gómez Berbesí quien tiene en su haber varias publicaciones, incluyendo la novela Alto no respire, libros de cuentos como Extraños Viandantes y colaboraciones en diversas revistas literarias. Ha sido además merecedora de galardones como el premio José Antonio Ramos Sucre y finalista en certámenes como el Concurso de Cuentos El Nacional, al polifacético William Trabacilo, al todo terreno Jorge Gómez Jiménez cuya revista Letralia ha sido y es merecedora de muchos elogios, al talentoso Julio Nicolás Camacho, al antologado Marcos Molero, al pionero Juan Carlos Aguilar, al creativo Joseín Moros, al ilimitado Vladimir Vázquez quien además de manejar eficientemente este asombroso blog dedicado a la ciencia ficción, La Cueva del Lobo, escribe por entregas una magnífica space opera Los Cielos de Jupiter, a la realzada Enza Scalici, a Salvador Garmendia, Luis Britto García, José Urriola, Fedosy Santaella, Alberto Castillo, Carlos León, José Urriola … y podría seguir sine fine.

Para terminar de completar el círculo, (nos sigue contando Jorge), en julio de 1991 Darío Álvarez, Ingrid Kreksch, Francesco Pellegrini, Gonzalo Vélez y otros, crean ALFA (Asociación Libre de Ficción Anticipatoria) la segunda asociación de CF venezolana, que a partir de 1993 comienza a publicar la revista Solaris, de la cual lamentablemente sólo editan un número. Empezando 1994, Darío Álvarez en representación de ALFA y con la colaboración de la Fundación REACCIUN (Red Académica de Cooperación, Comunicación e Intercambio entre Universidades Nacionales) de Venezuela crea la lista de correo ALFA-L, la primera dedicada al género en Venezuela y una de las más antiguas de Hispanoamérica. Paralelamente, a finales de ese mismo año, UBIK pone en línea su BBS. Así que para 1994 los aficionados de la CF de toda Venezuela por fin podían intercambiar opiniones y organizar actividades en forma eficiente, a pesar de las limitaciones de una tecnología que no estaba ampliamente distribuida.

En UBIK BBS se gestó entre 1996 y 1997, principalmente, el proyecto literario Historia Universal que logró juntar a varios autores venezolanos (Yván Ecarri, Miguel Ángel González, César Lezama y William Trabacilo, entre otros) y más de veinte relatos. UBIK BBS cesó sus actividades en 1998 debido a la muerte súbita del computador que lo albergaba y a la presencia ya dominante del World Wide Web. De hecho, en 1997 (10 de enero) se inaugura la página web de la recién constituida Asociación Venezolana de Ciencia-Ficción como una extensión natural del UBIK universitario”.

 

En síntesis estamos en condiciones de afirmar que en Venezuela sí existe una muy interesante ciencia ficción, eventualmente poco publicitada, con la magnífica excepción que representa la antología que Eridiano, la extensión unitaria de la revista española Alfa Eridiani, tituló en su número 15 Lo Mejor de la Ciencia Ficción Venezolana y que constituye una magnífica muestra de la CF contemporánea en nuestro país.

De manera que el escaso apoyo editorial y publicitario, lejos de cohibir a los creadores, estimula lo que afirma Susana Sussmann:

En Venezuela se hace ciencia ficción por amor al arte.”

Pero esas limitaciones no las sufrimos nosotros nada más. En la Reunión fundacional de la Science Fiction Research Association los asistentes pudieron ver con asombro garrapateadas en la pizarra de la sala de conferencias “Saquemos la ciencia ficción del aula de clase y devolvámosla a la cloaca a la que pertenece«. Palabras estas que alguien había querido hacer un comentario sardónico sobre la larga lucha de la literatura de anticipación o ficción científica («fantascienzia» , como la llaman bellamente los italianos) por salir del gueto de las revistas truculentas y baratas de los años 20 hasta los 40 y alcanzar el rango de la llamada literatura seria.

Incalculable es la deuda que tenemos con quienes fundaron y escribieron esas revistas, que la elite intelectual de la época consideraba desdeñosamente como producto de la «prensa de albañal». Y es que, contra viento y marea, supieron persistir en lo que, irónicamente, visto desde hoy fue la gran tarea educativa de preparar al hombre de la calle para los increíbles adelantos científicos del siglo XXI.

Nos guste o no, vivimos en un siglo en el que lo científico se ha convertido en el factor dominante de nuestra vida y de la estructura de nuestra sociedad. Como dice H.L.Gold, fundador y director de la revista Galaxy Science Fiction, «hay pocas cosas que revelen tan paladinamente como la ciencia ficción los deseos, las esperanzas, los miedos, las tensiones íntimas y las inquietudes de una época o que muestren con tanta exactitud sus limitaciones».

Como señalan algunos cultores de este género, los orígenes de la ciencia ficción se remontan a la antigüedad. Se trata de un género literario cuyo ámbito abarca el relato fantástico (entre otras cosas, monstruos o seres extra terrestres), la «space opera» (relato de aventuras a la manera de una clásica película del Oeste traspuesta al espacio), los viajes a través del tiempo, la colonización del espacio, las catástrofes y toda una gama de relatos utópicos, además de la predicción y la extrapolación especulativas a partir de los meros hechos científicos.

De este último aspecto trata esencialmente el número de El Correo de la Unesco al cual seguimos.

Como la ciencia misma, la ciencia-ficción es un producto de la imaginación. Hoy día la realidad de aquella nos parece a menudo más increíble que las más fantásticas invenciones de esta. Es pues natural que una y otra continúen enriqueciéndose fecundándose mutuamente.

En nuestro mundo la ciencia ha marcado con su impronta todos los aspectos de la vida: el arte, la educación, la organización social… Y el mayor logro de la ciencia-ficción es habernos educado para aceptar esa nueva influencia poderosa, alertado contra sus peligros potenciales y mostrado todas las inmensas posibilidades que nos brinda. Pero, sobre todo, la ciencia-ficción viene a destruir la visión mítica de la ciencia como un Frankenstein incontrolable, al recordarnos constantemente que el edificio entero de ésta tiene como cimiento la ilimitada y sublimadora capacidad imaginativa del hombre.

Agradecemos a todos los lectores que nos han seguido en estas seis entregas sinópticas de la historia de la ciencia ficción y su importancia y, sobre todo a Vladimir Vázquez y a la Cueva del Lobo por haber sugerido y promovido la idea y a Jorge De Abreu, a Susana Sussman, a Ronald Delgado y a Wikipedia, por facilitarme, sin saberlo, muchos de los datos que aquí exponemos.

Nos quedamos, pues, a la espera de un nuevo reto.

Gracias.

Ayudanos a continuar creciendo, comparte este artículo con tus amigos
Salir de la versión móvil