Los Cielos de Júpiter: El Concilio de los Asesinos

Los Asesinos se reunen en vista de las recientes acciones de Louis, ¿representa aquel muchacho una esperanza para Júpiter o tal y como insiste su propio padre, tan solo es un peligro mayor?

Cuando el Gran Profeta Gimenez terminó el ascensor orbital, la colonización del espacio ofreció a la humanidad muchas y diversas oportunidades, energía casi ilimitada, recursos casi inacabables, pero también algo mas, privacidad, distancia, y prácticamente inexistencia.

¿Deseaba usted vivir en una «utopía capitalista»? Tal vez ¿su sueño era reinstaurar la monarquía? O quizá ¿anhela algo tan sencillo como la poliandria? Era bastante simple, se conseguía un grupo de personas que pensaran igual que usted, se buscaba un asteroide, o una parcela en Marte, o incluso una vieja estación espacial y ¿quien iba a impedírselo?

Aquello sucedió una y otra vez con cada nueva expansión, en un principio con las colonias de Lagrangia, luego en Marte y cuando la humanidad comenzó a colonizar los Asteroides aquella tendencia se disparó; surgieron multitud de nuevas sociedades definidas por algo tan sencillo como el estilo del cabello, o tan complejo como los tipos de implantes ciberneticos que estaban permitidos.

Cuando «Los Portadores de la Jovialidad» partieron a colonizar las órbitas de Júpiter, no solo llevaron consigo a «El Orgulloso,» aquel legendario transporte, también iban acompañándolo diversas naves de distinta tipo y eslora; cuando arribaron al gigante gaseoso, la inmensa mayoría de aquellas naves se asentaron en la órbita de Calisto, un satélite lleno de agua y al mismo tiempo lo suficientemente alejado del planeta como para evitar la radiación.

Pero no todas las naves se detuvieron allí otras se atrevieron a penetrar mas profundamente en las órbitas jovianas, y también hubieron algunas que buscaron órbitas muy distintas, en esas naves iba gente que buscaba privacidad, y distancia, lo mas próximo a la inexistencia.

Estos grupos crearon sociedades muy distintas y peculiares en verdad, sociedades fuera de toda ley que no fuera la propia y algunas de ellas amenazaban en convertir las vidas de los nuevos colonos en una pesadilla. En aquellos primeros años parecía que la pacífica colonización de Júpiter, orientada a la investigación científica fracasaría estrepitosamente y terminaría convertida en una sangrienta guerra.

Pero entonces de entre aquellas mismas sociedades que deseaban vivir en privado y en secreto, surgió un grupo autorganizado de reguladores quienes se llamaron a si mismos «Asesinos,» su objetivo no era controlar la forma o el estilo que asumían las nuevas sociedades que surgían en Júpiter, su objetivo era uno mucho mas simple, «vive y deja vivir» si alguna de las sociedades o grupos pretendían traspasar aquel principio los Asesinos intervenían, rápida, silenciosa y eficazmente.

Así se abortó lo que pudo haber sido la primera guerra civil de Júpiter y la colonización de sus órbitas continuó sin mayores contratiempos. Con el paso de los años muchos olvidaron la razón original de la existencia  de los Asesinos, sin embargo las terribles historias de sangrientas matanzas continuaron esparciéndose y exagerándose dando a lugar a un temor cuasi divino…

Habían cinco casas de Asesinos, los Rackham, los mas poderosos y orgullosos que habitaban en la legendaria Ciudad Julia, los Minter astutos y buenos diplomáticos, asentados en la poco conocida Ciudad Erdmann, los Cirian, respetuosos pero despiadados, residenciados en Ciudad Zoyla que se rumoreaba era muy hermosa, los Calau, bárbaros y cínicos que habitaban una colección de destartaladas naves que viajaban silenciosamente como una sola flota y que ellos denominaban Ciudad Judith, y finalmente los Cera, atentos pero misteriosos, su ciudad ni siquiera tenía nombre.

Pero precisamente en aquella anónima ciudad fue donde se realizó el concilio, normalmente debería haberse realizado en Ciudad Julia, pero el viejo Rackham no quiso saber nada de aquello, si se había presentado en el concilio era por respeto a la tradición.

Nestor Minter fue el primero en mostrarse:

—Soy el viejo Minter en representación de mi casa, ¿quien me acompaña? —Preguntó el hombre mostrando su barbudo rostro y luego su cuerpo completo.

—Bienvenido a la Ciudad sin nombre, soy Andressa, la representante de casa Cera. —La mujer también mostró su atractivo aunque maduro rostro y luego mostró el resto de su cuerpo.

—¿Donde está tu padre? ¿Por qué no vino él?

—Está muerto, yo soy la vieja Cera ahora.

Minter asintió en silencio comprendiendo todas las implicaciones de aquellas palabras.

Yo también estoy aquí, soy Raulus el viejo de casa Calau, lamentamos la muerte de tu padre, pero aceptamos tu bienvenida, la vida sigue nos guste o no.

—Yo soy Edmundo, líder de la casa Cirian, es un honor para mi reunirme con todos ustedes compañeros Asesinos. —El hombre tenía unos largos y auténticos cabellos blancos, y vestía lo que parecía una anticuada armadura.

—¿Y bien? ¿Donde está Rackham? —Preguntó Minter al cabo de unos segundos.

—Estoy aquí —El viejo Rackham estaba sentado en un rincón con cara de pocos amigos— ¿por qué hemos sido convocados a este concilio?

—Tú lo sabes mejor que nadie, tus hijos están actuando allí donde nosotros le hemos fallado a Júpiter. —La voz de Andressa temblaba un poco, era la única mujer y quizá la mas joven, y aunque el género nunca fue importante entre  los asesinos, la juventud nunca fue bien vista.

—Te equivocas Cera, mis hijos no trabajan para liberar a Júpiter del yugo de la Inquisición, los dos mayores solo han sido engañados por el menor para ayudarlo en sus fantasías de poder, si alguna vez consigue realmente liberarnos de los Inquisidores, solo lo hará para imponernos una dictadura religiosa aún mas fuerte.

—Eso no tiene importancia —interrumpió Raulus Calau con voz gangosa— con un Rackham puedo negociar, con un Rackham puedo tratar, ¿Puedo tener una audiencia con el menor de los Almirantes de la Inquisición? ¿Escuchará alguno de ellos mi voz? Y en el peor de los casos, yo sé como se retuerce el cuello de un Rackham, pero ¿tienen un cuello que retorcer los Inquisidores?

—Cuidarás tu lengua Calau, no hablarás de esa forma frente a mi. —Rackham evidentemente no toleraba al bárbaro.

—Es cierto Raulus, debes moderar tu vocabulario. —Intervino Andressa mas calmada.

—¿Es acaso menos cierto lo que he dicho? ¿Necesitan que envuelva mis palabras en lazos y adornos?

—Aunque las palabras de Raulus sean ofensivas no son menos ciertas, ¿qué preferimos un tirano marciano o uno joviano? —Apuntó Edmundo un tanto reacio a estar de acuerdo con el vulgar Calau, pero no podía negar que tenía razón.

—Yo preferiría conocer a este «tirano» mejor antes de emitir mi voto.

—Ese deseo se te cumplirá Nestor, los hijos de Rackham vienen en camino.

—¡¿Qué’?! —El viejo Rackham estaba realmente consternado— ¿Tienes alguna idea del peligro al que nos expones al traer a Louis aquí? Podría sencillamente decidir matarnos a todos y ninguno de nosotros podría impedirlo.

—Realmente te asusta ese muchachito ¿no Rackham? —la sonrisa bufona del Calau era amplia y babosa.— ¿Quiere decir que los rumores son ciertos?…

 

Nota del Autor:

Saludos amigos , desde el día de ayer tengo «problemas tecnicos» en mi casa (toda la vereda está sin electricidad) así que les escribo desde un cybercafé, así que no les prometo nuevo capítulo de Los Cielos de Júpiter para este Viernes, aunque intentaré hacer lo mejor posible.

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Lobo7922

Creador de La Cueva del Lobo.

Desde muy joven me sentí fascinado por la Ciencia Ficción y la Fantasía en todas sus vertientes, bien sea en literatura, videojuegos, cómics, cine, etc. Por eso es que he dedicado este blog a la creación y promoción de esos dos géneros en todas sus formas.

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