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La Fortaleza Dorada Capítulo VII: Estableciendo una Estrategia

Mientras Selemto y Kalidor exploraban aquel jardín, el comandante Ernoligas se enfrentaba a las amenazas no muertas de Cirilio el rey rojo.

En la noche el mismo día en que llegaron al pueblo de Jacintus, fueron atacados por zombis.

—En cierta forma son buenas noticias mi señor —Zenadio era uno de los chamanes más viejos y respetados entre las tribus. Y sin embargo hablaba con rapidez, como si sintiera que iba a perder la atención del comandante— los zombis son lentos y predecibles, pero por sobretodo significa que nuestro enemigo está utilizando una magia menor en nuestra contra, es decir que nos subestima. De seguro aún no sabe que usted se encuentra aquí.

—Esperemos que así sea, pero no nos descuidemos, también podría ser que está usando sus recursos con inteligencia. Jacintus está casi rodeado —el orco apuntó al mapa que tenían sobre la mesa en mitad de la tienda— los zombis son magia económica, significa que Cirilio puede invocar muchos de ellos y rápidamente. Es más apostaría que el Rey Rojo ni siquiera está presente en este campo de batalla. Lo más probable es que solo estemos enfrentando a uno de sus lugartenientes.

—Pero los hombres que estaban apostados aquí antes aseguran que la situación ha sido auténticamente difícil —Zenedio se pasó las manos por la barbilla— Un mago menor tendría dificultades con tal cantidad de tropas.

—Nah, te equivocas, estos hombres no llevan tanto tiempo apostados aquí, es solo durante las últimas semanas que Kalidor ha comenzado a enviar su fuerzas de forma seria. Antes estaban enfrascados en otro conflicto contra la reina Irvine al norte.

—Estos portales son realmente convenientes —comentó el chaman.

—Sí es por eso que no quieren perder este, les saldría costoso, y con el empeño de Kalidor de no establecer un impuesto, sino simplemente ofrecer sus servicios como mercenarios, la fortaleza necesita expandir sus bordes constantemente.

—Un día mi señor tendrá que explicarme esta mentalidad del Príncipe.

—El día que yo lo entienda —Ernoligas miró al chamán con sus ojos enormes.— Mientra tanto debemos enfocarnos en nuestra situación. Si están invocando nuevos zombis, deben tener acceso a algún cementerio cercano, necesito que la gente del templo me ubique todas las tierras santas de las cercanías. Si cortamos su fuente de cadáveres tengo la esperanza que los ataques se reduzcan.

—Con esta cantidad de zombis, dudo que sea un solo cementerio. —Zenadio salió de la tienda para repetir las órdenes él mismo.

—¿Cuales serán mis órdenes? —Preguntó una voz profunda entre las sombras de un rincón oscuro en la tienda, allí donde no llegaban las luces de las lámparas.

Ernoligas casi se asustó, había olvidado que Nagar estaba allí. El sujeto era tan silencioso y permanecía tan quieto que era fácil olvidarse de él.

—Más adelante voy a necesitar que averigües para mi si Cirilio realmente está luchando aquí, pero eso puede esperar. —El enorme orco caminó hacia las sombras— Estoy seguro que los espías del enemigo se encuentran en este pueblo, descubre quienes son lo antes posible, al mismo tiempo, descubre ¿cómo han tratado las tropas de la Fortaleza a las gentes de Jacintus?

Los ojos de Nagar se elevaron del suelo y miraron a Ernoligas asombrado.

—¿Desconfías del medio elfo?

—¿De Kalidor? No, si hubiese querido matarme tuvo miles de oportunidades hace tiempo. Sin embargo, no tengo ninguna razón para confiar en sus hombres ¿o si? Si vamos a confiar nuestras vidas en mitad de la batalla con ellos, tenemos que saber qué clase de gentes son.

—Entiendo —Nagar asintió y salió silencioso a través de los pliegues de la tienda.

Afuera podía escucharse el ulular de los muertos vivientes que se aproximaban, y el silbido de las flechas al surcar el aire.

“Esto no será fácil” Pensó Ernoligas; “pero tenemos una oportunidad, y no la voy a desperdiciar”.

¿Será la batalla venidera tan sencilla como predice Zenadio el viejo chaman? ¿O Ernoligas hace bien en sospechar? Pronto lo descubriremos.

La imagen de portada es: Lámpara De Escritorio Marrón Sobre Mesa por Ahmed Aqtai.

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