El Web Site Perdido

Estrenando nuestro concurso de 2012, nos llega este relato de Sarko Medina, en donde nos narra la historia de un website legendario…

Internet

EL WEB SITE PERDIDO

Autor: Sarko Medina Hinojosa

Contaban los viejos de mi tribu, allá por mi lejana juventud, que el mundo antes era una maravilla llena de cosas fascinantes. Las casas tenían la altura de montañas y existían animales de metal que transportaban a la gente por grandes distancias, hasta por los cielos lo hacían. Los alimentos se encontraban en unas casas inmensas, listos para comer con sólo sacarlos de su cáscara transparente. Ellos contaban historias sobre personas que trabajaban en sitios donde pasaban horas frente a aparatos donde podían ver y hablar con todo el mundo. No lo explicaron bien, pero el nombre de ese trabajo era Internet. Aseguraban los abuelos que nada se realizaba por ese entonces sin tener que ver con esa cosa. Y fue esa cosa lo que llevó a la destrucción a toda esa civilización.

Los viejos nos contaban que sus padres los dejaban horas de horas con un aparato conectado a ese asunto, para que aprendieran sobre la naturaleza, sobre la historia de los hombres y sobre ciencias que no se ven ni se tocan. En las escuelas también les instaban a estar horas frente a esos aparatos. Pero los abuelos contaban entre risas que se pasaban la mayor parte del tiempo dándole al juego de matarse unos a otros de mentira. En esos días las personas estaban unidas mediante aparatos, los cuales cargaban en sus manos, oídos, ojos y en sus animales de metal. Uno podía entrar a un sitio donde le daban la maquina para que lo metieran en ese mundo a cambio de unos pedazos de papel y de metal que tenían valor. Hasta en las casas estaban.

De un momento a otro, cuando la humanidad se hallaba en la plenitud de su desarrollo de esas cosas llamadas mecánicas e informáticas, los abuelos dicen que todo se destruyó. Eso sucedió en un momento en que el hombre había avanzado tanto, como ejemplo nos contaron sobre los viajes de hombres a otros planetas cercanos, como Marte y Venus. Por eso de la Internet se podían transportar objetos a grandes distancias y se hacían pruebas para transportar a seres vivos. Las enfermedades se curaban con sólo estarse un rato conectado a un aparato donde a uno le metían cositas pequeñísimas que curaban desde adentro las dolencias. La exploración de las profundidades del mar se realizaba regularmente y las guerras andaban escasas entre los pueblos. Era un mundo complicado lleno de falta de tiempo y en constante avance, nos contaban. Hasta que pasó la desgracia.

¡De pronto! en una semana todo eso se destruyó, nos contaron. Según me relató mi propio abuelo, la Internet tuvo la culpa ya que hizo que los adultos de su tiempo se dedicaron con locura todas las horas del día a estar con el aparato. Al parecer permanecer tanto tiempo metido en ese mundo hizo que perdieran la razón, porque después de 7 días, la mayoría de los adultos que sobrevivieron a matanzas entre ellos, se suicidaron en masa por todo el mundo. Los que se salvaron fueron los viejos y los niños pequeños que se escondieron en las montañas, en los desiertos, en los campos, ya que ellos no le tomaban interés a la Internet. Todo eso nos contaban los abuelos en las hogueras de la tarde en los tiempos de mi niñez.

Me pusieron de nombre Teobaldo, tal como se llamaba mi padre. Crecí en este poblado cerca de una ciudad que dicen se llamaba antes “Río do Janeiro”. Ahora, en mi tiempo, las imponentes ruinas de esa ciudad están prohibidas de visitar, ya que existe el peligro que eso de la Internet continúe viviendo allí y nos contamine. Algunas veces un joven es tentado y va hacia allá, de descubrírsele se le castiga con la muerte. Felizmente esos casos son raros y vivimos en paz con las ruinas, donde sabemos que sólo viven perros salvajes y ratas.

Pero en el inicio de nuestro tiempo no existía esa prohibición, es por eso que tenemos varios artefactos y maquinarias que trajeron desde la ciudad, los jóvenes sobrevivientes de la catástrofe. Muchos son inservibles y están de adorno. Se nos explicó que funcionaban con algo invisible llamado electricidad, pero que ahora ya desapareció. Por ese entonces los abuelos de nuestros abuelos criaron a los niños salvados con lo escaso de sus fuerzas. Cuando empezaron a morir, comprendieron que la vida se escapaba y que los niños que habían salvado, podrían con el tiempo recrear de nuevo ese mundo caótico del cual se habían salvado. Por eso impusieron reglas estrictas y hasta sabemos que en los primeros tiempos de nuestra era, hubo varias muertes de infractores. Mi propio abuelo me contó que casi es condenado a muerte por intentar traerse algo llamado “pequeondas” o algo así, que calentaba la comida. Para evitar que se cumpla el destino circular del hombre de su autodestrucción es que los abuelos decidieron ser radicales y divulgar por todo el mundo esas leyes. Con el tiempo y los viajes de los mensajeros, en todo el mundo se establecieron estas normas. Un sistema de comunicación por ruidos largos y cortos, permitió que en otros continentes se establecieran también estas leyes. Con los años sabemos que se ha hecho tal cual los deseos de los antiguos y que hoy en día se mantienen las reglas. Esto lo sabemos porque cambiamos comida y cuero con otras tribus cercanas y las historias son la mejor manera de pasar el rato frente a la fogata de la tarde con los comerciantes.

La primera de las leyes es por supuesto “no acercarse a las ruinas de las grandes ciudades”. Las reglas con respecto de las guerras también son contundentes. Se nos ha enseñado que está prohibido matar a otro ser humano, de hacerlo corremos la misma suerte, las heridas y golpes deberán ser equivalentes también. Las tribus están distribuidas con equidad de las necesidades de tierra y los nacimientos están restringidos a tres niños por familia. Las labores de nuestros sabios son enseñadas de un maestro a un sólo aprendiz, por eso tenemos un médico, un escribano, un herrero, un carpintero y así sucesivamente. Todos tenemos conocimientos vagos de cada una de esas tareas, pero no queremos aprender más. Vivimos tranquilos en nuestra ignorancia, en paz con nuestros vecinos y sin necesidad de conocer los secretos de este mundo. Sabemos que en el resto del mundo también se vive de esta manera. Aparte de los comerciantes, existen los viajeros solitarios que vagan por el mundo, a veces solos, a veces en compañía de mujeres. Ellos tratan de que las personas vuelvan a sus costumbres de antes, pero nadie les hace caso y terminan por contarnos como se vive en otras regiones. Por lo que sabemos en todos lados están como nosotros, es decir en paz y contentos con lo que nuestras manos pueden hacer.

He de confesar que para mi las prohibiciones eran sonseras cuando era joven. En ese entonces tenía fuerza y anhelos de aventura. El cazar toros bravos me era ya indiferente y atrapar pavos voladores no me era nada difícil. Hasta recuerdo que una vez me adentré en el mar y capturé una vaca de mar, de esas que soplan agua. En un principio creí que toda esa sed de aventura era para impresionar a Gresinha, la que ahora es mi esposa, pero no era así, además ella siempre decía “para que hace tanta tontera Teobaldo si sabe que lo quiero”. Cuando asimilé realmente que quería decir, me dejó con la duda de ¿porqué entonces sentía tanta necesidad de saber más, de adentrarme en lo prohibido?

Yo tenía grandes ideas en esos días, soñadoras todas. Razonaba “si decían que funcionaba la Internet en aparatos y estos funcionaban con una energía llamada electricidad, que hoy ya está desaparecida, entonces llego a la conclusión que la Internet ya murió, por lo tanto no hay peligro de contagiarme”. Así es que con este razonamiento me encaminé una noche a la ciudad, buscando las repuestas del porqué en 7 días miles de millones de personas cometieron suicidio en masa. Soñaba con descubrir la forma para que eso no vuelva a suceder. ¡Tan ingenuo era en ese entonces! Para cubrir mi salida les dije a mis padres que iría a cazar monos para la reserva de carne seca de la casa común.

Cuando llegué a las fronteras de la ciudad prohibida, luego de un día de camino, la desolación que presencié era inmensa. ¡Y pensar que en esas casas tan altas estaban en el pasado llenas de personas! Cuando ingrese a los caminos duros del centro de la ciudad, luego de otro día de camino, el tiempo había destruido la mayoría de edificios, al parecer estos vivían de la gente y cuando esta desapareció ellos murieron.

Uno realmente no sabe lo tonto que es hasta que se encuentra cara a cara con el peligro, y allí el mayor que había eran los perros. Para eso ya me había previsto de trapos con el olor a celo de una de nuestras perras cazadoras. Cuando capté que varios de ellos me estaban siguiendo arroje los trapos en distintas direcciones para que se entretuvieran. Luego me subí a una de las casas más pequeñas cerca de allí para ver la reacción de los animales. Como supuse estaban más interesados en revolcarse con los trapos que en capturarme. Los animales se veían alimentados, las ratas debían abundar por esos lugares, pensé.

Desde esa nueva altura ver las casas abandonadas, los perros vagabundeando por todos lados y la basura acumulada en las riveras de las casas, me llenaban de un sentimiento de tristeza. ¡Era tanto lo que ocultaban esas ruinas y poco lo que podía identificar de las historias de los abuelos en ellas! En eso, una de las enseñanzas de mi abuelo vino en mi ayuda. En mi tribu los ancianos sabemos leer, pero a los jóvenes se les niega ese privilegio. Mi abuelo me había enseñado, a pesar de todo, los rudimentarios pasos para comprender la escritura en papel, con el fin de que algún día asuma el Señoriato de la Tribu, cual era mi destino. De esta manera llegué a divisar un lugar donde se leía claramente y en letras verdes y azules en una especie de cartel: “Internet”.

Luego de asegurarme que los perros salvajes no me seguirían, llegué al local ese. Entré dificultosamente, ya que había una especie de amontonamiento de madera y objetos de metal que impedían el ingreso. Ya adentro, vi filas de máquinas, como las descritas por los viejos, colocadas al frente de asientos. Ni quise tocar los aparatos por precaución, no es que tuviera miedo a contaminarme ni mucho menos, pero hay que prevenir siempre. En los suelos encontré varios restos humanos. Empecé a hurgar entre los papeles dispersos de la mesa del que parecía ser el centro del sitio. Ahí leí varias cosas sobre asuntos que nunca entenderé, pero lo que encontré al final (y me llenó de una sensación de poder) fue el último mensaje que escribió el dueño del lugar antes de suicidarse finalmente…

2025… Un buen año que se recordará por siempre como el inicio de los viajes humanos a nivel interplanetario. Nuestro enviado especial en la NASA, en Cabo Kennedy, nos informó que los preparativos para el cuarto viaje a Venus se retrasarán dos días más por problemas en la lanzadera espacial Traslator. Esperamos que en los subsigui

¡Salió el nuevo celular Vodafone II, con el sistema de recepción de archivos de más de 6 gigas, procesador Pentium Expro y pantalla de teclado virtual! (El visor óptico no está incluido)

las conexiones antiguas recargan el sistema, la interconexión por satélite se ve interrumpida por cambios climáticos, ¿Cómo entonces evitar estas anomalías?, utilizando los recursos de Interconexiones CAZZA, las únicas que utilizan el sub éter como medio de desfáz informativo para que su Lap Top reciba en nanosegundos la información que usted necesita. Y, ahora, con el reproductor virtual, puede trasladar objetos de más de tres kilos, sólo necesita aumentar $US35 para obtener el puerto de llegada.

Los escritos que iba leyendo daban cuenta de un sinfín de cosas que en mi vida entenderé. Aparatos para los ojos, la cabeza, los animales mecánicos, los pies, hasta para ciertas partes ¡Cantidad de cosas que no les veía utilidad!

Sobre el escrito del dueño, no puede descifrar muchas palabras. Él escribió todo a mano en papeles dispersos antes de su final. En general la historia que leí y que recuerdo iba más o menos así: en principio maldecía a la Internet por haberse creado y darles tan grande verdad a los humanos. Decía que era lo más devastador que mano humana hubiera creado. Simón era el nombre del que escribió y dueño del local, lo supe porque en la pared colgaba un cuadro con su nombre y en los papeles había escrito su nombre también.

Él contaba que puso el negocio ese porque no tenía otro trabajo. “Me quedaba 20 horas del día aquí, atendiendo a los clientes, llevándoles comida y bebidas, proporcionándoles claves de contrabando para las páginas más cotizadas entre otras cosas…”. Relataba sobre clientes que eran, uhmmm no sé explicarlo pero tenía que ver con las ganas de ver mujeres desnudas todo el tiempo. Otros se pasaban días jugando, otros revisaban cosas que les habían escrito otras personas, y narraba sobre otros asuntos que hacían que no entendí. Eran sobre cabinas para tener sexo ¿en línea? O, para recibir cosas desde otros países. Lo de “país” sí lo entendí, y es que al parecer en la antigüedad los hombres dividían las propiedades de la tierra por líneas imaginarias que atravesaban sin sentido valles, montes y selvas. Ahora nosotros sabemos que los límites de nuestra tribu son hasta donde alcanzan nuestros cultivos y estamos a gran distancia de la próxima tribu como para preocupamos por chocar alguna vez.

Simón explicaba todo muy bien, creo que sabía que alguien como yo descubriría su testamento, el orden de los escritos me daba esa sensación.

La vida de Simón y del mundo estaba dentro de los límites de la normalidad, hasta que en las “páginas web”, empezaron a salir mensajes sobre un sitio donde se podrían hallar “riquezas de conocimiento más allá de lo incalculable”. Al principio me reí al leer esa parte ¿Cómo vas a encontrar riqueza mirando todo el día una máquina? siquiera esta produjera algo, pero según los abuelos no daban nada real, que se pudiera tocar, salvo cuando se utilizaba para enviar cosas de lado a lado. Pero después supuse que era parte de esa locura en la cual vivían los hombres del pasado. Por ejemplo, Simón decía que se especulaba sobre un sitio de la Internet donde se encontraba la receta para la eterna juventud, en otro se decía que en ese lugar estaban los “paswores” para ingresar a las terminales de los bancos y sacar dinero, en otro se suponía que tenía las formas como derrotar a los enemigos en esos jueguitos de tiros que se hicieron populares, en otros estaba la verdad del alma y cosas así.

Simón escribió que en cada salón de “chateo”, en cada grupo de interés, en cada conversación entre “usuarios” nada más se hablaba sobre eso, es decir sobre ese sitio perdido en la Internet. Simón confesó que no se interesó, y hasta que veía como locos a los que utilizaban sus máquinas horas de horas buscando las pistas para hallar ese Web. Poco a poco el interés por esa página se incrementó entre sus clientes. Las páginas de otras personas daban señas de la dirección “electrónica” de la página. Así me contó, por medio de su escrito, que la gente empezó a tomarle interés y a considerar seriamente la existencia de esa página, principalmente a raíz de las historias que se contaban por ese entonces…

pabloncho32 dice:

tú crees que exista esa web?

solo sé que estoy metido entre tumbas dice:

yo estoy seguro que existe compadre

solo sé que estoy metido entre tumbas dice:

una mexicana me ha dicho que tiene un primo suyo descubrió un enlace

solo sé que estoy metido entre tumbas dice:

por tres segundos abrió la página y que desde allí el tipo tiene plata como mierda, hasta a los yunaites se mandó a cambiar

pabloncho32 dice:

no sé, pero por siaca… tienes más caracteres?

solo sé que estoy metido entre tumbas dice:

nooooooo tas huevón no te voy a dar gratis, mas bien pásame el msn de cuchita2005 y te doy dos caracteres más

pabloncho32 dice:

ya 🙂

Con el pasar de los meses los buscadores de páginas (esas personas sí que tenían trabajo!) tenían más de cuatrocientos millones de temas sobre esa página web, según lo que escribió Simón. Poco a poco, decía que los clientes que tenía, cada uno con su propia tendencia, terminaban pareciéndose a los demás en su afán por encontrar ese sitio perdido.

Los “masturbitas” dejaban las máquinas de sexo, los habladores compulsivos dejaban a sus amigos para iniciar la búsqueda, los “hakeres” trabajaban en la forma de entrar a la página, hasta algunos vendían en sitios especiales sus caracteres encontrados. Esto último no lo entiendo bien, pero Simón lo explicó en otra hoja. Decía que la Internet, se dividía en miles de millones de páginas web. En estas páginas se encontraba información de todo tipo. En estos sitios se encontraban pequeños lugares donde se podía ir de ese sitio a otro, llamados “enlaces”. Cada página web tenía una dirección que empezaba siempre con tres www seguidas de palabras, signos y cosas así que se llamaban “caracteres”. La página esa que buscaban, tenía caracteres que muchos aseguraban tener, pero no en su totalidad, por eso que empezó la venta de estos. Como de tanto en tanto salía una historia sobre una persona que había descubierto la página, esta especie de leyenda empezó a tomar fuerza por esos tiempos.

Simón me contó, a través de sus palabras escritas, que poco a poco se interesó en el asunto y un día empezó él también a buscar, y en la búsqueda descubrió nuevas cosas en la Internet, halló respuestas sinceras a sus problemas con la promesa de que si seguía buscando encontraría la felicidad eterna. En la “televisión” por web, se pasaba a todas horas testimonios de personas que habían hallado un enlace a la página. Muchos de ellos confesaban que no pudieron copiar los caracteres ya que tenían “contraseña”, pero que recordaban algunos caracteres. Al parecer en cualquier página de la Internet y en cualquier momento por un tiempo mínimo aparecía el enlace hacía el “web site perdido”, y esto motivaba aún más a la gente.

Las claves para los caracteres estaban, según Simón, dispersas y “colgadas” de otras páginas web. En ellas se encontraba una letra o hasta una palabra de la dirección correcta. Pero algo vino a acelerar el proceso de búsqueda, llevándolo a niveles mundiales…

It is open the: World Competition to Find the “The Web Site Losing”. The prize for which finds the 666 necessary characters will be worthy of Thousand Millions of Euros.

Junto a una laminita donde aparecían letras que cambiaban de colores escritas en un idioma que no comprendía, encontré una explicación. Por esos días que Simón empezó a interesarse recién en la búsqueda (este hombre me resultaba altamente maduro, por eso comprendo que no se mezclara tan fácilmente en esa locura) se declaró abierto el concurso a nivel mundial con el fin de encontrar esa página (debió ser una especie de competencia). Los grandes comerciantes de ese entonces que tenían poder en la Internet, no lograban encontrarla por sus propios medios, así que se unieron para ofrecer mil millones de “euros” a quien encontrará la página web. De lo único que al parecer estaban seguros los organizadores era que la dirección tenía 666 caracteres.

Simón escribió que fue un acontecimiento que empezó un miércoles con la compra de “líneas de conexión”. Casi todos los que podían manejar una “computadora” (así se llaman las máquinas esas) estaban interesados en el tema. Al principio los vagos y los que no tenían nada que hacer se dedicaron todo el día a la búsqueda, también estaban las personas que trabajaban en la Internet, los cuales fueron obligados a trabajar para encontrarla. El segundo día las amas de casa, los jóvenes desocupados y otras personas que no entendía a que se dedicaban, empezaron a participar en el concurso. Para el tercer día las estaciones de comida rápida (no sé que significa pero asumo que la comida corría de un lugar a otro) no se daban abasto para la demanda del hambre de los que participaban en esa competencia.

Noticia de último minuto: las compras en los mercados y comercios que se dedican a la venta de computadoras personales y Lap Tops en diferentes países han llegado a niveles extremos. Se ha declarado la inexistencia de reservas de los ordenadores por parte de Láser Tech, Hitochima-Computare y la mismísima fábrica de Microsoft: Gates INC.

Bajo el mismo concepto, las empresas administradoras de alimentos rápidos y de tele transportación de preparados alimenticios, manifiestan que no pueden realizar las transferencias adecuadamente ya que existe una sobresaturación de los sistemas de intercomunicación sub etérea.

El Ministerio de Informática de la Unión Europea ha emitido una resolución por la cual se aumentará el ancho de banda de los servidores de la red gubernamental para que las conexiones empresariales y personales se cuelguen y se prosiga con la búsqueda, declarada de “interés de la Unión de Comunidades”.

Por el lado del continente americano, la escasa potencia de los servidores norteamericanos, ha determinado que sus aliados satélites como México, Argentina, Brasil o Colombia, compren espacios en el sub éter proporcionado por el Bloque Asiático.

Se espera que en el transcurso de la duración de la competencia se conecten más de seis mil millones de personas a la Internet con el fin de encontrar los 666 caracteres necesarios para ingresar a la que llaman “La Web Site Perdida.”

Como parte anecdótica, la NASA comunicó que los tripulantes del Traslator también participarán de la búsqueda en el descanso de sus actividades ínter espaciales.

Para el cuarto día varios trabajadores utilizaban las máquinas para la búsqueda o simplemente se retiraban de sus puestos de trabajo. Las empresa se destruían y las que producían computadoras sin “garantía” aumentaban. Simón era muy preciso con sus descripciones, pero a veces algunos conceptos se me escapaban, a pesar de las explicaciones. Él escribió que los precios por el servicio aumentaron hasta que un “cibernauta” (ese es el nombre del que “navegaba” en la Internet, según supe después) encontró la forma de obtener servicio por medio de cualquier “terminal de teléfono”. Las compañías de “servició telefónico” no se abastecían para controlar los robos de líneas, ya que sus mismos trabajadores empezaron a traficar con estas.

Simón se cuestionaba sobre la utilidad de esa búsqueda. Había comprendido que su vida era un desperdicio y esperaba que en la página perdida encontraría la respuesta a su existencia y al porqué no se había casado nunca, a pesar que lo deseaba con todas sus fuerzas. Decía que no era el único que paraba de buscar para reflexionar sobre su propio interés de búsqueda, pero siempre se llegaba a la misma conclusión: se buscaba la página para encontrar una respuesta, cualquiera que fuera la pregunta, se suponía que la respuesta estaba allí, en ese lugar.

Para el quinto día todas las personas que podían tener acceso a una computadora estaban conectadas y buscando. Se establecían en “coliseos, estadios, teatros” comunidades de buscadores que entre ellos compartían la información. En otros casos estas personas se comunicaban por medio de otros aparatos. Empezaron las discusiones y las peleas. Los robos de computadoras aumentaban mientras transcurrían las horas… y también los asesinatos.

¡déjame bato loco, deja mi compu!,

!you`re quiet puto hijo de perra, o si no I kill you!

La producción de los aparatos se suspendió totalmente para la noche del quinto día, antes de llegar la noche en la ciudad, Simón sintió que algo malo iba a pasar. La tensión y la “desconexión” de importantes buscadores de la “red”, preocupaban a los navegantes. La calma chicha en las ciudades, mientras atardecía según sus horarios, delataba la venida de la catástrofe. La noche que pasó en su negocio, le sirvió para comprender que todo estaba perdido y que en la medida que encontrara la página esa, tendría una posibilidad de escapar a la locura, pensando eso, contó que se durmió. En sus sueños un mundo con leche y miel, con ciudades de oro y animales jugando con niños se le apareció. Durante todo el sueño dice que conversaba con otra persona, al final casi del sueño la miró bien y comprendió que era su esposa. Para el amanecer del sexto día las guerras en todo el mundo se habían declarado.

COMUNICADO DEL MINISTERIO DE LA DEFENSA DE ECUADOR

Mensaje electrónico del comandante General de las Fuerzas Armadas Ecuatorianas, el excelentísimo Presidente de la República Democrática, Gilberto Teccseua Catarindo:

“Hermanos ecuatorianos, frente a la actitud de negación por parte del Gobierno del Perú, de colaborar con nuestro aliado estratégico Estados Unidos en la búsqueda de la Web Site Losing, es que tenemos el deber de declarar la guerra con el país del Sur hasta que se inicien las negociaciones para la entrega de los caracteres en poder de las Fuerzas Armadas del país rebelde. Por esta razón es que hace 15 minutos hemos destruido completamente la ciudad de Trujillo, ubicada a 450 kilómetros de Quito. La respuesta peruana no ha tenido la contundencia esperada, por lo cual confiamos en nuestra rápida victoria”.

“La represión en algunos países hizo que las personas lucharan por su derecho a seguir conectados. La matanza fue increíble, pero aún así en otros lugares las autoridades permitieron que se siguiera en la búsqueda, a pesar que los bloques económicos ya habían declarado la necesidad, por la seguridad de sus naciones, de que los caracteres encontrados pasaran a poder de los sistemas de inteligencia militar para su salvaguarda, pero igual muchas personas traficaban con ellos y eran arrestadas”.

Recuerdo muy bien ese escrito de Simón, porque entendí que entrañaba uno de esos secretos por los cuales nuestros antiguos se destruyeron en menos de un día. Eso pasó el sexto día. “Los países de diferentes religiones se enfrentaron entre ellos, los que no colaboraban también eran atacados. Los países que nada tenían que ver, eran saqueados por fuerzas invasoras al estar sin protección”.

Para el amanecer del séptimo día, cerca de siete mil millones de personas estaban conectadas de alguna manera en la búsqueda. En los salones privilegiados de búsqueda se rumoreaba que habían encontrado cerca de 560 caracteres y que se hallaban cerca de hallar la dirección. Esto duró al parecer quince minutos, quince minutos en que el mundo se detuvo, ya que en todas partes se enteraron de esto. Entonces se desató la cacería interna de caracteres. Por medio de la comunicación se hallaban a los que pertenecían a estos grupos y se los mataba o capturaba para de dijeran las claves. De esta forma al transcurrir las horas, dramáticamente se empezaron a reunir los caracteres faltantes, cada nuevo carácter significaba una guerra y miles de personas muertas. Cada nuevo carácter significaban niños muertos y mujeres abandonadas, ancianos desprotegidos y violaciones. Simón escribió que toda la gente se protegía de la mejor manera, sabía que los ancianos se llevaban a los niños abandonados hacia sitios seguros, ya que intuían que iba a pasar algo terrible. Él no quiso irse, porque ya estaba determinado a encontrar esa página, el recuerdo de la imagen de su futura esposa lo alentaba.

Mensaje 1768859045433 de ordenador_apocaliptico@gmail.com

Para nosotros Dios siempre fue una palabra desconocida, pero ahora, a puertas de encontrar el The Web Site Losing, podremos por fin saber su verdad, la cual está contenida en ese lugar sagrado y perdido, es por eso que Dios permitió la creación de la Internet, por eso es que la humanidad ha llegado a comprender que de allí venimos y allí vamos, en la página encontraremos la salida para todos los problemas de la humanidad, encontraremos a Dios…

Uno de los bloques buscaba a Dios y los otros la verdad acerca de la creación del ser humano. A las 23 horas con 13 minutos (allí decía hora de Brasil del séptimo día) una persona de Nueva Delhi encontró el último carácter, pero estaba ¿hakeado? por otros así que todo el mundo descubrió lo que faltaba. Simón dice que el silencio se sintió en el mundo entero. En su ciudad las personas se detuvieron estáticas ante el botón final para que se abra la página. Alguien en el mundo al parecer lo hizo porque en una ola que empezó en la India todos empezaron a abrir el sitio web ese.

Simón cuenta que él también la abrió, oculto en su negocio con otras 30 personas, atrincheradas porque en las calles la muerte rondaba y con el miedo que les robaran las máquinas. Cuando la vieron empezaron a explorarla hasta dar con lo que tanto buscaba. Simón no explicó en su escrito que fue lo que realmente encontraron, pero dice que lo hallado dejaba sin sentido la existencia “física”, por lo que empezaron a matarse unos a otros y a si mismos por todo el mundo, hasta que él mismo, luego de reventarle una “pantalla” en la cabeza al último de sus clientes, se cortó las venas con un vidrio roto…

Así fue como sucedió y yo lo creo. Luego que regresé a mi tribu, me esforcé en olvidar lo leído, pero con el pasar de los años, el comportamiento de algunos por descubrir cosas inciertas y las historias que nos llegan con los viajeros, me confirman que fue verdad todo lo que leí. Ahora sé que los abuelos tenían razón por impedir que viviéramos buscando respuestas. Por eso es que me he vuelto radical ahora que soy Señor de la Tribu y he determinado la pena de muerte para aquellos que ingresen a la ciudad prohibida. Para aquellos que traten de aprender a leer está destinado que se les arranquen los ojos y para los que mencionen la palabra Internet se les arrancará la lengua. Espero que este secreto muera conmigo, lo deseo con toda mi alma pero al parecer no sucederá así, ya que lo que aprendí de mi incursión en busca de respuestas, es que el ser humano busca una excusa, a cual más convincente, para destruirse a sí mismo…

Fin

Muchas gracias a Sarko, espero que le haya gustado a nuestros lectores y no olviden que los autores están ansiosos de leer sus comentarios 🙂

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Lobo7922

Creador de La Cueva del Lobo.

Desde muy joven me sentí fascinado por la Ciencia Ficción y la Fantasía en todas sus vertientes, bien sea en literatura, videojuegos, cómics, cine, etc. Por eso es que he dedicado este blog a la creación y promoción de esos dos géneros en todas sus formas.

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