Los Cielos de Júpiter: Invasión

Las tropas de la inquisición invaden la Universidad de Ganímedes.

El transporte militar se aproximó al hangar y se detuvo frente a la entrada, era demasiado grande para siquiera soñar con entrar, pero se ancló en el frente impidiendo así que nadie entrara o saliera, los marines comenzaron a salir.

Se han conectado al sistema de seguridad —avisó Diana.

Muy bien, la encriptación debería retrasarlos un buen rato.

—No lo creo Louis, ya consiguieron abrir las puertas, están entrando.

Los ojos de Rackham se abrieron grandes como platos, la tecnología de la Inquisición continuaba asombrándolo.

Entonces no hay tiempo que perder, todavía va a tomarles algún tiempo bajar del hangar hasta aquí, pero debemos apresurarnos, Diana, pon claves aleatorias en todas las puertas y ascensores, los demás tomen un arma y comiencen a dispersarse, la vegetación probará ser de mucha utilidad para ocultarnos, pero de seguro nos detectarán eventualmente, intenten huir hacia los anillos agrícolas, la temperatura allí hará mas difícil que nos vean.

Había unas trescientas personas en el órbital de la Universidad de Ganímedes, pero todos obedecían a Louis sin rechistar, el grupo comenzó a  dispersarse por entre los árboles y arbustos que tupían el lugar de arriba a abajo, pero en general todos se dirigían a los extremos en donde se encontraban las salidas hacia los anillos agrícolas.

Han renunciado a abrir las puertas, están intentando abrir un boquete en el tubo del ascensor —Diana podía ver a los soldados a través de una cámara disimulada.

Se dieron cuenta que eso sería mas rápido, creo que ya entendieron que estamos intentando huir, es tiempo que nosotros salgamos también. —Pasternack le pasó un rifle a Louis y otro a Diana.

Cuando hayan abierto el tubo del ascensor, intenta atravesar el ascensor en su camino entonces.

Ya lo estoy haciendo Louis.

Habían apagado los reactores hace tiempo, sin embargo el calor aún no se había disipado completamente, cuando salieron del taller, la combinación de vegetación y temperatura recordaban una jungla tropical.

¿A donde irán ustedes? —Dijo Miriam quien junto a Joseph no se habían ido con el resto de la gente, y estaban esperando a Rackham fuera del taller.

A los anillos agrícolas igual que los demás. —Rackham no estaba contento de ver a los chicos allí, pero los condujo a su lado.

Una explosión se escuchó desde arriba.

—¡¿Qué fue eso?! —La voz de Pasternack se escuchaba realmente asustada.

Me puse a jugar con el ascensor y al parecer se hartaron, decidieron hacer un boquete en uno de los lados del hangar.

Desde arriba en el centro del orbital en donde se encontraba el hangar, comenzaron a caer los soldados, lentamente en un principio por la falta de gravedad, pero a medida que iban bajando, se veían obligados a desplegar un pequeño paracaídas para aminorar la caída.

Llegó la hora de correr —Louis tomó a la pequeña Miriam en un brazo y a Joseph en el otro y se lanzó en loca carrera hacia una de las salidas.

Todo el grupo corría a toda velocidad, pero el orbital era bastante amplio, y tendrían que correr bastante.

¿Cuantos son? ¡Mira eso! —Había miedo en la voz de Diana también.

Rackham levantó la vista y se asombró de ver docenas de paracaidistas cayendo a la superficie, pero peor aún vio que algunos caían por delante de ellos, atravesándose entre ellos y la salida. No los habían visto aún, al menos eso creía él, pero la confrontación se hacía inevitable.

Bajó a los muchachos que parecían tan cansados como si ellos mismos hubiesen hecho la carrera, comenzaron a quejarse, pero los adultos les hicieron señas de guardar silencio.

Louis apuntó hacia un árbol grande que dominaba la zona, todos lo siguieron hacia el lugar. Mientras tanto los paracaidistas no dejaban de caer.

Tienen que estar realmente asustados de ti si movilizaron a toda esta gente. —Susurró Pasternack.

Me gustaría sentirme halagado, pero creo que también podría ser que todos estos soldados no tienen nada mejor que hacer.

Llegaron al colosal árbol, intentaban todo el tiempo dejar el grueso de soldados detrás del tronco, pero era evidente después de un rato que estaban rodeados.


El enorme transporte militar podía verse desde muy lejos, pero los instrumentos de la Discreta lo habían detectado mucho antes.

Esto sí que no me lo esperaba —Sheila mantenía la nave bien fuera del rango de la nave enemiga, pero se hacía claro que ellos también habían sido detectados hacía tiempo, los cañones del transporte los apuntaban ominosamente.

¿Qué vamos a hacer Almirante? —Preguntó Waldemar a través de las comunicaciones.

Esto no le va a gustar a Rackham, pero no veo otra solución, no creo que te guste mucho a ti tampoco mi buen Waldemar, pero tu nave es la mas golpeada…

No me gusta Almirante, pero entiendo lo que pretende hacer, estoy esperando por ustedes entonces.

Violeta y su Contra Viento y Marea recogieron a los tripulantes de la Prospera Riqueza y a su Capitán Waldemar.

Solo espero que Rackham me consiga otra nave pronto, no me gusta nada ser un simple pasajero.

Estoy seguro de eso Capitán Waldemar —le dijo Violeta dándole la bienvenida a la Contra Viento y Marea.

Waldemar continuaba teniendo control de su nave a nivel subconsciente, no con el mismo detalle que si estuviera a bordo de la misma, pero si lo suficiente como para controlar su dirección y aceleración.

La corbeta Prospera Riqueza comenzó a moverse y detrás de ella venían las otras naves, los cañones del transporte los apuntaban aunque Waldemar intentaba mover la nave de forma errática. En cuanto estuvieron a tiro el transporte abrió fuego destrozando la pobre corbeta, pero aún cuando solo quedaba el esqueleto Waldemar consiguió estrellarla en contra de un costado del transporte, este intentó evadir, pero fue inútil, la ardiente ruina de la Próspera Riqueza los golpeó de lleno.

Detrás venía el resto de la pequeña flota de Sheila que repartía fuego a diestra y siniestra, los artilleros del transporte intentaban devolver el fuego, pero la inercia del golpe lo había desestabilizado y no conseguían hacer blanco.

Mientras tanto la D’Aramitz y su gente se ubicaban en los puntos ciegos de los cañones desde donde podían continuar disparando contra el transporte con impunidad.

Continúa el Lunes 24 de febrero de 2014

En esta reeedición el siguiente episodio será el Miercoles 21 de Noviembre 2018.

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Lobo7922

Creador de La Cueva del Lobo.

Desde muy joven me sentí fascinado por la Ciencia Ficción y la Fantasía en todas sus vertientes, bien sea en literatura, videojuegos, cómics, cine, etc. Por eso es que he dedicado este blog a la creación y promoción de esos dos géneros en todas sus formas.

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