El Accidente de Tránsito

Ernesto Mendez, ganador del mes anterior nos envía un nuevo cuento para nuestro Desafío del Nexus:

El Accidente de Tránsito

La muchedumbre con carteles se agolpaba frente a la fábrica de autos de la corporación American Electric. Todos esos trabajadores pertenecían al sindicato de transporte de carga, que veían sus puestos de trabajo en peligro gracias al lanzamiento de la línea de camiones auto pilotado de la American Electric. La línea de autos había tenido un relativo éxito, pero en las altas esferas en un comienzo donde la extravagancia de un auto que se conducía solo era algo que presumir y se podía pagar sin despeinarse. Con las semanas la venta de estos rodados disminuyo, era un auto para tener en el garaje y al final seguía siendo más ostentoso tener un chofer con uniforme.

Los evaluadores financieros de la empresa consideraron que el verdadero mercado a capitalizar era el del transporte de carga. Entregas más rápidas, sin sindicatos con quienes negociar, sin paradas a comer o dormir y sin días libres para descansar. Toda la ganancia para los transportistas al igual que para la American Electric por el servicio de mantenimiento y el uso de la red de satélites de navegación.

 

El auto avanzaba por la autopista mientras el sol comenzaba a ocultarse detrás de los edificios. El cielo estaba plomizo. Richard Parker conducía su auto tranquilamente, había pasado las últimas semanas trabajando horas extras. Tenía un gran caso entre manos y eso había absorbido su tiempo más de lo habitual, solía ser una especie de adicto al trabajo. Un típico ratón de oficina que gracias a sus habilidades había logrado llegar a un buen puesto.

Para compensar su ausencia había prometido llevar a su esposa al teatro y después a cenar. Era lo mínimo que esperaba hacer después de ocho años de matrimonio la negociación de la convivencia era bastante sencilla, aunque Lupe, su esposa era la mujer más buena del mundo. Tenían pocas discusiones y aunque no tenían hijos, tal vez él empezaba a tener ganas de tenerlos en un futuro cercano.
Era un edificio enorme y luminoso, estaba lleno de voces, algunos desesperados, otros esperanzados y gente apurada en todas direcciones. Uno de ellos era el doctor Crespo, ese lugar gigantesco era el nuevo hospital general de Boston donde era el nuevo jefe de emergencias. Unas 18 horas atrás, había recibido varios heridos y fallecidos, de entre todos ellos le preocupaba una pareja que había estado involucrada en un accidente de tránsito grave en la autopista. Su auto deslizador de última generación y otros vehículos habían sido colisionados por un camión de carga de maquinaria pesada.

El hombre había recibido varias heridas graves que habían requerido cirugía invasiva, pero la peor parte la había llevado su esposa y ahora su cuerpo inerte descansaba en un cuarto de aislación cerca de la morgue que estaba repleta. Tirado sobre una camilla y cubierto por una sabana.

El doctor tenía una noticia difícil para su paciente, Richard Parker, ese era el nombre del accidentado que ahora estaba dormido en terapia intensiva, en un coma inducido por farmacéuticos. Un androide asistente del cuerpo de enfermeras monitoreaba las maquinas a las que el hombre estaba conectado. En caso de emergencia avisaría a las enfermeras de carne y hueso.

Crespo jamás había sabido transmitir las noticias complicadas a sus pacientes, no tenía empatía o tacto para hacerlo y jamás sabia como reaccionar, era frio como un robot. Eso decían en los pasillos del hospital y sus dos ex esposas. Sentía rechazo a ese momento de tensión que no le importaba, era un trámite que odiaba. Siempre había delegado ese trabajo a un superior durante su carrera, pero ahora él era el superior y no quería hacerse cargo directamente de esta situación.

Decidió llamar a una asistente psicológica que tuviera más tacto, tuviera más preparación y experiencia para hacerse cargo de la situación. Sobre todo por la gravedad del asunto en cuestión. El departamento legal del hospital, desde hacía más de cincuenta años había tomado la decisión de tener personas indicadas y especializadas para asistir a los pacientes y familiares psicológicamente y acompañamiento del duelo. Era una forma eficaz de evitar un 33 por ciento de las demandas según las estadísticas.

La guardia del piso de emergencias era un desastre, un drone del equipo de limpieza intentaba sacar una mancha de sangre fresca del piso mientras evitaba que alguna camilla lo colisionara. Había enfermeras corriendo de aquí para allá, al igual que los doctores experimentados como los novatos en entrenamiento. La sala de espera estaba repleta. La época navideña era un caos para la guardia del hospital. Hasta los androides de la recepción que solían ser tan eficientes en su trabajo estaban saturados.

Emergencias ocupaba una gran parte de la planta baja del edificio del hospital que ocupaba toda la manzana. Era un gigante de más de 10 pisos de hierro, cemento y vidrio.

Crespo sabia que la asistente psicológica había llegado, como pidió había bajado de las oficinas superiores del edificio, había oído hablar de ella, la chica nueva del hospital. Había intervenido en varios casos esa semana y con atino, tanto que era la nueva estrella del departamento legal y asistencia. La señorita Candelaria Kushova lo esperaba, era de estatura normal, vestida con una pollera tubo y una chaqueta elegante negra en compose acompañada de una camisa blanca. Llevaba zapatos de taco no muy alto, usaba anteojos de marco ancho y esta semana su cabello era de color rosa.

A los ojos de Crespo un hombre maduro, ella era muy atractiva, después de un apretón de manos formal, el doctor le entrego una carpeta que contenía todos los detalles del caso. Richard Parker era un administrativo del departamento de impuestos, lo que se conocía como un perro de presa del fisco dedicado a perseguir a los que intentaban evadir sus obligaciones impositivas, desde ciudadanos a corporaciones multinacionales. Ocho años atrás había conocido en Brasil a Lupe Gonzalez, durante sus vacaciones. Una mujer atractiva que trabajaba en un bar de playa en Copacabana, muy cerca del hotel donde Richard se hospedaba durante su estadía.

Así fue como la niña crecida en un morro, conoció al niño nacido en los barrios verticales de las plataformas marinas cerca de Nueva Jersey. El amor fue una cuestión explosiva, Richard enseguida supo que quería casarse con ella y así lo hizo en tierras brasileñas para poder llevársela.

Después de revisar el expediente del señor Parker, Kushova se dio cuenta que estaba en una situación difícil, poco habitual. No solo tenía una noticia difícil para el hombre en cuestión, sino que también tenía el agravante de decirle que en el accidente había perdido su mano izquierda y mientras los doctores le sacaban un coagulo del cerebro aprovecharon para implantarle una prótesis.

Crespo busco el lado positivo, como todo doctor que se aprecie de tal, se creía un dios. Como cuando había logrado regenerar toda la piel de aquella mujer que quedo atrapada en un incendio. Había tenido grandes victorias médicas y estaba orgulloso de creerse un ser poderoso.

— El gobierno había autorizado y envió una prótesis de origen nipón, son las mejores del mercado.

Parker debe ser un hombre importante para ellos.

— ¿Quisiera ver lo que quedo de la mujer?

— Lo lamento señorita Kushova, por ahora no es posible. No quiero ofenderla, pero no posee los conocimientos requeridos para hacer cualquier evaluación. Entenderá que es una situación delicada y no puedo dejar que cualquiera vea los restos – respondió Crespo intentando manejar algo que no podía, realmente no quería estar ahí cuando ella tuviera que hablar con Parker –. Las autoridades gubernamentales están tomando cartas en el asunto y tengo ciertas órdenes.

— Comprendo – Kushova camino hasta una maquina, presiono un botón y salió un vaso de agua del cual bebió —. ¿Podría un experto revisar los restos por mí? Comprenda que necesito estar segura de todo este asunto antes de hablar con el señor Parker. Causas, explicación y así minimizar el shock.

— Entiendo su posición, a mí también me costó comprender este asunto. No tengo inconveniente de que un experto avalado por las autoridades revise los restos – Crespo hizo una pausa —. Además de una autorización de sus superiores del departamento legal y del gobierno avalando a su enviado.

Kushova hizo una llamada a sus superiores, su jefe departamento rápidamente le extendió la autorización correspondiente y tramito con el gobierno la aprobación. El nombre que sugirió llamar Kushova fue autorizado por el gobierno con la condición de que un experto del gobierno lo asistiera en la revisión del cuerpo de Lupe Gonzalez. Candelaria se contacto a su experto con avales suficientes para revisar el caso, que decidió llamar a un amigo para que lo asistiera. Estaba más tranquila, tenía un contacto cercano que podría hacerle el favor, un comodín. No le simpatizaba el doctor Crespo, parecía que quería hacerle aun más difícil su trabajo

 

Dos horas atrás les habían avisado que vendrían unos expertos que se identificarían como tales bajo los nombres que les habían pasado en una planilla. Cuando los vieron llegar el personal de seguridad pensó que era un chiste, pero no lo era, delante de ellos tenían a los expertos solicitados por el departamento legal del hospital. No era lo que esperaban, no tenían traje o usaban anteojos, tampoco eran estirados usando palabras difíciles. Los dos nerds tenían sus identificaciones y estaban autorizados para entrar al edificio, más específicamente a la sala de cuarentena de la morgue.

— Los guiare hasta el cuarto donde está el cuerpo que deben examinar.

— Esperamos a un miembro más del club. El hombre del gobierno.

Los dos hombres tomaron asiento en la sala de seguridad, uno de ellos, el más joven era rubio de cabello corto como electrizado. Se veía así porque no solía peinarlo. Vestía una chamarra de gabardina gastada, pantalones de jeans hechos a medida, una remera del MIT y unos zapatos de cuero gastados. De su cuello colgaba unas antiparras que usaba cuando conducía su motocicleta. El otro usaba zapatillas de lona de color fluorescente y punta de goma, tenía unos pantalones azules de jean marcados en las piernas. Tenía puesto un buzo de la universidad de Michigan, en su cuello colgaban unos grandes auriculares, una reliquia. Su cabello corto, castaño, peinado como si fuera una llama y barba de unos días.

— Morgan está retrasado Jack – dijo el joven rubio –.

— ¿Quieres ir a ver el cuerpo? Siempre eres tan ansioso Mullen – Jack se puso de pie y miro al guardia –. ¿Podría llevarnos a ver el cuerpo?

El guardia los guio por la zona ejecutiva del hospital, estaba seguro que los ascensores estarían más liberados en esa zona en ese horario. Estaba seguro que emergencias estaría saturado de pacientes. Jack cargaba una mochila con todo lo que necesitaba y era muy observador de su entorno, vio con cuidado a una secretaria con implantes de conexión plug en su nuca para así enlazar con su terminal de trabajo. Eso le permitía pintarse las uñas mientras transfería archivos o hacia otros queaseres.

Mullen cargaba un maletín metálico donde guardaba todos sus juguetes, mientras caminaba despreocupado y solía chocarse cosas en su camino. Solía ser él, el observado por los presentes.
El ascensor era bastante grande, se debía que en caso de emergencia o evacuación algunos de los pacientes podían ser trasladados en camillas por ahí. Sonaba esa música estéril que se acostumbraba en los ascensores, esa que hacía sentir tan incomodo.

— Me encantaría que la música de Miles Davis sonara en los ascensores.

El comentario de Jack no tuvo respuesta, solo la mirada curiosa de Mullen y después una risa de los dos cómplices. El ascensor llego a destino.

El guardia encendió la luz del cuarto, antes de llegar habían pasado por la morgue. Era uno de esos cuartos sin ventanas reservados para cuando tenían sobrepoblación de cadáveres, la ventilación hacia ruido porque era vieja. El guardia apunto a la camilla donde estaba el cuerpo y se dispuso a retirarse.
— Llegara un hombre buscándonos, tráigalo aquí por favor. Es bastante malhumorado.

Jack dejo ir al guardia mientras Mullen estiraba la sabana que cubría el extraño bulto con forma humana. Se quedaron mirando a la mujer maltrecha inerte.
Las siguientes horas tanto Crespo como Kushova se dedicaron a su trabajo individual y su vida personal. No había apuro, Parker seguía dormido en un coma inducido mientras los programadores acondicionaban su nueva mano viendo la reacción de los nuevos nervios sintéticos y que no hubiera rechazo al sistema de control implantado en su cerebro. Mientras quitaban el coagulo aprovecharon para colocarlo.

Kushova llevaba unos expedientes de su oficina a su superior, cuando su teléfono personal comenzó a sonar. En la pantalla apareció la cara de un hombre enojado, de aspecto común. Ese era su experto, una comunicación de voz, seguro tenía los resultados de la inspección de los restos. Lo atendió rápido mientras dejaba una pila de papeles en el escritorio de su jefe.

— Hola – saludo ella algo nerviosa –. ¿Has podido revisar los restos de la esposa del señor Parker?
— Si, realmente fue algo que jamás había visto. Estoy con Mullen que esta igual de sorprendido. El informe que te dio el doctor Crespo es bastante exacto en lo preliminar, aunque tiene algunos errores, por lo que te enviare un informe detallado en unas horas. Morgan esta aquí y se hará cargo de garantizar nuestras acciones, deberías venir a conocerlo.

— Gracias – dejo un silencio –.

— Estás muy seria, ¿estás acompañada de alguien importante verdad? – la voz del experto tuvo un tono pícaro y ella supo que estaba sonriendo –.

— Estoy en la oficina de mi jefe, lo informare sobre tus conclusiones y avances.

— Bueno, si descubro algo te llamare. Que tengas lindo día y te amo.

— Odio cuando haces eso Jack  – Kushova se ruborizo y una carcajada se pudo escuchar proveniente del teléfono –. Cuídate, yo también te amo.

Kushova le informo a su jefe que debían esperar unas horas para recibir un informe detallado de parte de los expertos. Pero que tenia la buena noticia de que su recomendado había venido acompañado de un funcionario gubernamental de rango que garantizaría y supervisaría cada acción dándole un marco legal más que favorable al Hospital.
Morgan había llegado minutos atrás, estaba junto a la puerta parado. Llevaba su pistola cargada bajo su chaqueta, vestía a la moda como cualquiera en las calles en esos días porque estaba de civil. Era el agente más cercano, tenía un asunto personal en el hospital hacía varios días. No solo estaba ahí porque su jefe lo había pedido, no solo era sospechoso el accidente que había protagonizado Parker, sino también la muerte de su esposa. Estaba ahí porque era de los pocos que podían controlar a Jack que era su amigo y por propiedad transitiva Mullen también lo era.

Algo de líquido viscoso goteo de la camilla sobre las zapatillas fluorescentes de Jack, que dio un paso atrás e hizo un gesto de repulsión. Mullen había sacado de su maletín algunos aparatos electrónicos para tomar lecturas del cuerpo.

— ¿Si ella no hubiera estado sentada en el asiento del acompañante crees que su esposo hubiera sobrevivido al accidente? – Jack miraba el cuerpo inerte –.

— Claramente su esposo hubiera muerto si ella no hubiera estado ahí y los cinturones de seguridad no fueran de alta calidad – Mullen volvió a su maletín y comenzó a revolver, después camino hasta una charola llena de instrumentos quirúrgicos y tomo un bisturí –. Creo que voy a abrirle las plantas de los pies.

— Dicen que el cerebro durante unas horas después del accidente sigue funcionando – Jack tramaba algo y fue hasta su mochila para volver con su ordenador portátil de diseño –. Solo han pasado 22 o 24 horas del accidente y ella tiene un conector plug en la nuca. Quiero probar algo.

— ¿Crees que podríamos llegar a ver como fue el accidente? – Mullen se puso detrás de Jack soltando el bisturí –.

– Tal vez, no estoy seguro.

Morgan se acerco, fuera lo que fueran a hacer esos dos debía controlarlos y también era curioso. Un cowboy que se dice retirado y un arreglacosas cibernéticas entusiasta eran buenos para despejar su mente y olvidar por un rato porque estaba en el hospital.

Era una sala de espera muy cómoda con varias pantallas led de televisión con varios canales al mismo tiempo. En un rincón tenía una biblioteca antigua con algunos libros clásicos para adultos, adolecentes y niños. Kushova tenía una reunión con Jessica Parker, hermana de Richard que la esperaba sentada. No era simple rutina sino que tenía también una serie de preguntas que hacerle. Necesitaba aclarar algunos puntos nebulosos antes de hablar con Richard sobre la muerte de su esposa y las circunstancias especiales.

— Su hermano se encuentra bien, esta fuera de peligro aunque recibió heridas importantes señorita Parker. Su cuñada no tuvo la misma suerte.

— Rick adora a Lupe, esto no será nada fácil para él.

— Lo suponemos, por eso estoy teniendo esta reunión con usted. Necesito que conteste unas preguntas – Kushova reviso en su tableta buscando el documento donde había anotado lo básico que necesitaba saber –.
— ¿Qué heridas tuvo mi hermano doctora?
— No soy doctora, ¿puedo decirte Jessica? – Espero a que la joven de apenas veinte años asintiera con su cabeza, le vio las manos y temblaban –. Jessica, yo soy una asistente psicológica para pacientes y familiares que recibieron un fuerte trauma. Tu hermano tuvo un fuerte traumatismo en el cráneo, se formo un coagulo y los doctores tuvieron que operarlo. Lo removieron y aprovecharon para instalarle una conexión remota para una prótesis. Richard perdió el brazo derecho y tuvieron que ponerle un remplazo mecánico. El gobierno se encargo de todos los gastos. En unas semanas lo operaran otra vez para ponerle una placa de platino en el cráneo, en donde tuvieron que romper el hueso para salvarlo.
— Gracias por explicármelo, el doctor que me atendió me daba rodeos. Llegue a pensar que Rick estaba… – Jessica rompió en un llanto mudo –.
— Tu hermano esta fuera de peligro. Estará bien – Kushova creyó apropiadas esa frase después del destrato que la mujer recibió de Crespo –. Ahora necesito que contestes mis preguntas. ¿Había algo raro en Lupe que te llamara la atención?
— No, era una cuñada muy normal. La conozco desde que se caso con Rick, yo tenía 12 años en ese momento y siempre me pareció normal.
— ¿Iba muy seguido a hacerse controles médicos?
— Solía decirme alguna vez que venía a este hospital a atenderse, yo vivo en New Jersey nuestro contacto es poco frecuente una o dos veces al mes.
— ¿Su hermano alguna vez le comento algo fuera de lo común sobre su esposa?
— Rick la adora – la joven hizo un pausa pensando si debía corregir el tiempo verbal –. Mi hermano la Adora y jamás manifestó nada fuera de lo común ¿Qué ocurre con Lupe?
— Esto es difícil hasta para mi Jessica, para comunicártelo y será difícil de aceptar para ti. Lupe Gonzalez al parecer no era humana. Según los médicos podría ser un cyborg o un androide. En este momento dos técnicos avalados por el gobierno están viendo su cuerpo para darnos un informe. Es un momento de mierda pero mi deber es serte franca y que me ayudes a que tú hermano procese este asunto, la pérdida y el posible engaño.
Jessica no dijo nada, primera etapa era la negación. Kushova lo sabía y estaba esperando las preguntas, muchas de las cuales no podría responder. Era parte del trabajo, la parte más difícil, ayudar a que pudiera procesar la nueva información.

Habían conectado un cable que iba desde la conexión plug detrás del cuello de Lupe Gonzalez a la consola del cowboy, que en esos momentos estaba tecleando códigos.
– ¿Qué haces Jack? – Morgan estaba parado detrás de él mirando la pantalla del ordenador de cristal líquido –.
– Creo que Mullen y yo tenemos la misma corazonada Morgan. Sostengo y creo que la mujer no está muerta, sino en un estado de estasis provocado por el accidente.
– Mientras que yo creo que la respuesta a mi pregunta esta abriéndole las plantas de los pies buscando una marca característica de identificación. Esta mujer no es brasileña.
Morgan retrocedió, podía ver el cadáver inerte. El lado derecho del cuerpo estaba destruido por el impacto del choque, una mujer normal hubiera estado hecha trizas. Pero Lupe Gonzalez resulto ser un androide o un cyborg. Cuando supieran eso seguirían otras preguntas y si Mullen tenía razón con la planta del pie. Eso sería algo más grande de lo que esperaba.
Ahora necesitaban establecer si era una chica cyborg que no le dijo a su esposo la verdad o solo un androide suelto implantado por algún fabricante clandestino que jugaba a ser el todo poderoso o por alguna compañía para espiar a Parker que era uno de los agentes más importantes del departamento de impuestos de la Unión Americana de Estados.
Jack dio un salto, había logrado entrar después de combatir varias paredes de códigos y efectivamente estaba en estasis. Mullen encontró en la planta del pie izquierda lo que buscaba. Simplemente decía DIOS.
— DIOS – repitió Morgan –. Debo informar a la Sección.
— Diles que este androide fue implantado en la sociedad hace más de 8 años en Brasil
Los dos especialista llegaron a la conclusión que si le daban energía podían reactivarla, así que Mullen se puso manos a la obra en buscar un conector auxiliar, para eso tuvo que jugar a adivinar donde estarían y termino puenteando los cables maestros de energía que estaba en el estomago donde estaba el generador de energía destruido. Mientras que Morgan le encargo a uno de los guardias de seguridad, los cables que debería traer.
— Esto te fascinara Mullen escucha – grito Jack –. Por lo que veo en sus sistemas, es una inteligencia artificial que ignora su condición y tiene una memoria implantada como pasado. Tiene un sistema digestivo que le permite asimilar alimentos y convertirlos en energía para mantenerse funcionando. Eso hizo que se apagara y entrara en éxtasis. Además de que es anatómicamente correcta. Súmale a eso que tiene un programa de simulación de sentimientos y otro que genera malestares al azar cada cierto tiempo, para que parezca normal. Pero nada que requiera ir al doctor, además de una simulación de genera un recuerdo de ir a atenderse cada cierto tiempo. Por último un programa que se activa tres o cuatro días al mes durante el periodo para simularlo y crea una pérdida de energía de 40 por ciento.
— Es demasiado avanzada… es otra etapa de la evolución de constructores de Androides, el paso entre el neandertal al homo erectus – Mullen seguía trabajando en la entrada de energía –. Es el tercer androide que veo construido por D10S.
— ¿Dónde estoy? – la pregunta apareció en la pantalla del ordenador de Jack –.
— En un hospital. Estamos intentando ayudarte, pero antes debo hacerte unas preguntas.
— ¿Eres doctor? No puedo moverme.
— Sufriste mucho daño al igual que tu esposo. Estamos trabajando en sus estados, ahora voy a dormirte un rato.
Jack corto la conexión, miro a Mullen y después a Morgan. Tenía un montón de ideas y todas eran por ahora vagas. Mullen tenia para un rato largo de trabajo para  terminar un sistema de alimentación estable y que no fundiera el cerebro del androide con una sobrecarga.
— Jack – la voz de Morgan era demasiado seria –. Necesitamos saber que hacia ese androide ahí y si recolectaba información.
— Lo sé, estoy pensando en eso. Necesito saber en que trabajaba Parker y necesito despejarme un rato ¿Dónde está Claire? Quiero visitarla.
— Esta en el octavo piso, cuarto 808. Mientras tú vas a verla y Mullen sigue emparchando cables iré a casa a pegarme una ducha. Llevo dos días aquí.
— ¿Quién vigilara? No es que tenga miedo, pero este androide podría atacarme o alguien venir – Mullen buscaba cinta de aislar en su caja –.
— Le pediré a Melgar que se quede contigo.
— Creo que Melgar no es lo que quiere Mullen – sonrió Jack –. Creo que quiere preguntar por tu compañera la chica cyborg, la agente Smith. Ese día en Gernsback cuando tuvo que reajustarle la pierna mecánica y afinar su funcionamiento fue lo más erótico que Mullen ha hecho en su vida.
Morgan y Jack no podían parar de reír, mientras Mullen no podía parar de insultarlos y la única forma de librarse de ellos fue echarlos del cuarto. Caminaron hasta el ascensor y cada vez que se miraban volvían a tentarse, la carcajada y el insulto desde lejos de Mullen. Cada uno tomo su camino, Morgan a darse una ducha y comer algo. Jack pidió indicaciones a unos médicos de cómo llegar a la oficina legal del hospital que según le dijeron estaba en el ala oeste del complejo edificio.
La última vez que había estado en el edificio trabajando había sido aquella vez con la Sección PKD. Aquella toma de rehenes, ese anciano que se creía un profeta de Dios y esos cuarto androides armados y con explosivos. Tantos recuerdos le vinieron a la mente, habían pasado casi 20 años desde aquel día. Aquellos androides habían sido los primeros con la firma Dios en la planta de los pies, bajo la piel artificial.
Kushova estaba sentada frente a su jefe, un ex abogado corporativo de alto vuelo de apellido Rockford. En su juventud había gozado de popularidad como asesor de varias multinacionales, había amasado fortuna y cierta fama. Todo cambio cuando su hija se enfermo siendo un bebe, solo un doctor del hospital había dado con el padecimiento de la niña de forma acertada y pudo tratarla. En forma de agradecimiento había tomado la posición de asesor legal del hospital, ahora ya retirado tomo el cargo de jefe de departamento legal.
— Tienes talento para este trabajo Kushova – Rockford revisaba unos papeles –. Por primera vez en mucho tiempo estamos al día.
— Gracias señor Rockford, todavía nos falta resolver el caso Parker.
Los golpes en la puerta interrumpieron la charla, Rockford dio permiso al invitado y Jack abrió la puerta e ingreso al despacho. El rostro del experto estaba lleno de preocupaciones, Kushova lo noto porque en cierta forma le estaba esquivando la mirada. Se paro junto a ella.
— Mi nombre es Jack Kraken y vengo de examinar el cuerpo de Lupe Gonzalez.
— Se quien es – Rockford sonrió –. Es una suerte que tengamos la posibilidad de contar con usted ¿Qué opina de este asunto?
— Es un androide en lo que al hospital concierne, no hay nada más y su problema es ahora comunicarle a Richard Parker el origen de su «esposa» – Jack se masajeo la cara con la mano izquierda –. Sabemos que es un androide implantado, aun no sabemos porque. Creo que tengo una idea para dialogar con «ella» en un lugar de contención, ya tengo la autorización del oficial a cargo de la Sección PKD.
— ¿No te dará problemas con la Sección PKD darnos tanta información? – pregunto Kushova que no pudo aguantar su preocupación –.
— Fui parte de la Sección algunos años, unos de mis primeros trabajos fue en este hospital. Una toma de rehenes.
— Recuerdo ese incidente, el reflejo en los diarios fue algo leve. Pero siempre se comento que fue bastante grave – Rockford recordó a unos amigos importantes que siempre le dijeron que nunca se pusiera en el camino de la Sección PKD –. Muchos sabemos que la Sección elige que decirnos.
— Yo ya no soy parte de PKD y el culpable de aquel incidente es el mismo que construyo a Lupe Gonzalez – Jack apoyo su mano sobre el hombro de Kushova –. En un rato llegaran más agentes. Debo irme, quisiera estar cuando le comuniquen la noticia a Richard Parker. Ahora si me disculpan, tengo que despejar la mente antes de hacer trabajo de precisión.
Jack dejo la oficina saludando con un movimiento de cabeza llevando una mano a la frente como si tuviera un gorro. Camino rumbo al ascensor, tenía que hacer una visita en el octavo piso. Ahí estaba Claire, no recordaba la última vez que la había visto. Presiono el botón varias veces como si eso hiciera que viniera más rápido.
— No importa cuánto toques, va a tardar lo mismo que si tocas una sola vez – Kushova se paró a su lado y le dedico una sonrisa –. ¿Vuelves al trabajo o quieres tomar un café conmigo?
— Tengo que hacer una visita en el octavo piso, una amiga esta ahí.
— Es la unidad de cuidados intensivos, el horario de visita termino hace dos horas Jack.
Kraken subió al ascensor y ella entro junto a él, presiono el botón del octavo piso. La música era terrible, Jack movió su mano hasta tocar la cintura de Candelaria, cerro lentamente la palma sujetándola fuerte. La atrajo hacia él y la beso en un comienzo con cariño y después se puso apasionado. Cuando la puerta del elevador se abrió se separaron.
— ¿Eso que fue? – pregunto ella con una sonrisa cómplice –.
— Necesitaba respirar.
— ¿A qué cuarto te tengo que hacer entrar?
— Dos veces cuatrocientos cuatro – respondió con una mirada indescifrable –.
Primero golpeo la puerta, Claire no esperaba visitas, las enfermeras no golpeaban y Morgan tampoco. Respiro profundo, tomo fuerzas y levanto la voz autorizando la entrada del visitante. No esperaba ver a Jack Kraken, hacía tiempo que no lo veía. No era un extraño, era un amigo, era familia y sobre todo era un muchacho difícil de llevar sin chocar.
Claire nunca había sido una chica vital y radiante, todo lo contrario, se veía parca y triste. Esa tristeza asentada por lo años, había nacido enferma y desde ese momento lo único que hacía era luchar por vivir. No por ella, sino para estar más tiempo junto a Morgan. Jack lo sabía. Ellos se habían conocido ese mismo día de la toma de rehenes, Morgan apostado en la habitación de ella como francotirador esperando la señal para disparar y ella estaba esperando su primera operación. Tenía el cabello rojo en esa época, pecas y destellos en la mirada.
Kushova vio a Claire, recibió el reflejo de una chica delgada, bonita. Pero se veía triste y tenía el cabello totalmente blanco. Eso solo significaba una cosa, efecto secundario por trasplante de órganos. A pesar de que se solían clonar, la droga de control hacia que los pacientes perdieran el color de su cabello.
— ¿Como estas Claire? – Jack no era bueno iniciando conversaciones en esas circunstancias –.
— Sobreviví a un nuevo trasplante Jack, viviré un poco más. Cuando me recupere deberías venir a comer a casa, tal vez pueda cocinar algo – Claire se esforzó por hablar –. ¿Sigues distanciado de Morgan? hace un rato estaba por aquí mi esposo.
— Si te hace sentir mejor, estuve con él y no discutimos. Estoy evaluado un asunto en el hospital con un androide y me sorprende que Morgan no le haya disparado en la cabeza – Jack sonrió –. Tu mejor que nadie sabes como es y su odio por los androides o robots. Aunque desde que tiene una compañera cyborg, se ha ablandado.
— Ha madurado, aunque a veces – Claire sonrió y por un segundo se vio viva, casi brillante –. Jamás te perdono que dejaras la Sección PKD, tampoco a Boris y Shun.
— Vimos morir a un amigo, sentimos que la Sección fracaso y que nunca atraparíamos a ese criminal que se cree Dios – Jack hizo una pausa –. Nosotros fallamos, son distintas formas de ver las cosas. Morgan y otros se quedaron, nosotros necesitamos irnos.
— El dolor nos atraviesa de forma diferente Jack. Hablemos de otra cosa ¿quién es ella?
— Lo acompañe para que lo dejaran pasar, en teoría tenemos una relación – Kushova poseía la incapacidad de mentir u ocultar la realidad –. A veces es difícil estar con él.
— Me agrada Jack, deberías traerla a casa a comer cuando vengas.
El reloj de Jack comenzó a destellar en color rojo, eso fue un alivio. Quería estar fuera de ese lugar antes que empezaran a congeniar y eso no era bueno para él.
— Señoritas, debo dejarlas y volver al trabajo ¿Candelaria me acompañas?
— Creo que me quedare un poco mas con Claire, la charla se pone más interesante.
Cuando Jack regreso al cuarto cerrado sin ventanas donde estaba el cuerpo de la androide, al entrar había un hombre fornido. Era uno de los guardias del hospital de nombre Melgar, que había traído unos maletines que un androide con smoking blanco le había traído.
— ¿Robando androides otra vez Jack? – Morgan lo miro –.
— Solo un androide me trajo algo de equipo, solo voy a dialogar con Lupe Gonzalez como me pediste Morgan. Como quiere la Sección – Jack levanto los maletines y lo acerco al lugar donde pensaba trabajar.
— ¿Que planeas Jack? Mi parte está terminada – Mullen señalo los cables saliendo del estomago de la androide –.
— Tengo un amigo, Roberto Ramos es uno de los mejores arquitectos de simulaciones de la actualidad. Hace un tiempo construyo algo para mí, yo termine de programarlo – Jack saco de un maletín un motor de pensamiento arquitectónico para conectar a su consola portátil –. Una simulación de un bar del viejo oeste, si conecto a Lupe al motor arquitectónico emulando la simulación y me meto podre hablar con ella. Ver que sabe.
— Le preguntare al nuevo jefe de informática y cibernética de la Sección, si el aprueba esto lo harás Jack – a Morgan no le gustaba el plan –.

Lupe despertó, estaba en un cuarto tirada sobre una cama y llevaba un vestido amarillo. Como esos que veía en las artices de las viejas películas de cowboys que representaban chicas de salón. Abrió la puerta con cuidado, en el suelo inconsciente había un hombre, intento ayudarlo y cuando lo giro dio un grito. Lo soltó intentando alejarse, estaba vivo. Pero no era humano, era un alienígena vestido de cowboy, ebrio, de piel azul y ojos negros. No tenía nariz y parecía respirar por sus orejas.
Corrió buscando una salida después de saltar sobre esa cosa, llego a unas escaleras que daban a un gran salón con mesas y toda clase de seres. Desde la altura de la escalera de madera podía ver el espectáculo y escuchar esa música. En el piano estaba un esqueleto, pero era de metal según veía. Se parecía a algo que una vez le hizo escuchar Richard, jazz. Había humo de cigarro en el aire. Parecía una película.
El cowboy de negro la vio desde su mesa, tenía las piernas apoyadas sobre ella. Parecía tan confundida como una humana, se veía humana, se creía humana.
Pestaño varias veces y hasta pensó en pellizcarse antes de decidirse a bajar las escaleras. El esqueleto metálico llevaba un traje, toco un canción que parecía reconocer, ¿Era Radiohead? Le parecía que era esa banda. En la barra había un tipo con cara de lagartija, cuatro brazos, con dos limpiaba un vaso y con otros dos le servía un trago a un tipo. Parecía humano de espaldas. Se sintió observaba, giro lentamente con miedo. En una mesa jugaban cartas cinco seres, dos parecían humanos, uno una cucaracha gigante y los otros dos una mezcla de varios animales. El insectoide la miraba, parecía tener muchos ojos, se sentía invadida por su mirada.
— Tranquila, no te hará nada, está programado para observar de esa forma.
Escucho la voz sobre el ruido, sobre la música y eso fue raro. Parecía venír de un hombre en una mesa en penumbras que tenía sus pies sobre la mesa. Botas de cuero que brillaban a la perfección, bajo los pies y con uno de ellos corrió una silla que estaba frente a él como invitándola a sentarse.
— ¿Dónde estoy? – pregunto con miedo –.
— Esto, bueno. De forma sencilla de entender es una simulación – el gorro no dejaba que Lupe pudiera ver la cara de Jack –. Tu cuerpo está muy dañado, estas en algo parecido a un coma inducido y esto es un tratamiento experimental. Una forma de hablar con el paciente, claro si no tienes muerte cerebral –.
— ¿Que tan mal esta Richard? – si Jack no supiera que Lupe era un androide y hubiera visto él mismo su programación no dudaría que ella era una mujer –.
— Su esposo esta fuera de peligro, no soy su médico. Pero pude ver el expediente. Tuvo muchos golpes, un coagulo en la cabeza y perdió la mitad de uno de sus brazos – Jack miraba como se le deformaba la cara, parecía angustia –. Pero por suerte ya está fuera de peligro.
— ¿Yo como estoy?
— Estable – Jack media cada palabra, debía hacerlo por protocolo y porque sabía que las inteligencias artificiales a veces podían hacer que te llevaras una sorpresa –. Fue un accidente grave, ¿que recuerda?
— Recuerdo la autopista, Richard conducía. Estábamos rumbo al teatro, un camión salió de su carril y nos embistió – Lupe no dudo en el orden de los hechos, sus pequeñas pausas y gestos eran sentimientos sintéticos programados –. Era un camión de carga.
Jack se dio cuenta que la programación de Lupe tenía apenas unos pequeños errores, si él no supiera que era ella. Habría pensado que tenía una buena memoria, a pesar del trauma. Durante los últimos ocho años mínimos había estado insertada en la sociedad, nadie noto la diferencia. Sabía que había un programa de aprendizaje evolutivo, que tomaba las experiencias y las usaba. Un subprograma, algo como su inconsciente.
Mientras hablaba con ella, escondido en las sombras revisaba su programación buscando un fallo, una pista o algo que le dijera que estaba simulando todo, que había algo debajo de su programación y porque estaba con Richard. La invasión a su mente de silicón ni siquiera era notada, no había defensas. Era abrir puertas una tras otra para Jack.
— ¿Donde nació señorita Gonzalez? – pregunto de forma inquisitiva Jack mientras con una de sus manos hacia un gesto de movimiento horizontal, como si estuviera pasando páginas en un libro –.
— Naci en Brasil, en una favela en la ciudad de Rio de Janeiro – no dudo, no había duda en algo que estaba convencida, programada –.
— Su mente está en muy buenas condiciones – Jack podía acabar con ella en un abrir y cerrar de ojos, no había defensas que se lo impidieran –. ¿Cree en Dios señorita?
— ¿Dios? – se mostro confundida –. Cuando era niña mi madre me llevo algunas veces a la iglesia, eso fue antes de morir. Nací en una favela doctor, narcotráfico, armas y muerte son suficientes para que crea que no existe un Dios.
Borrarla, que desapareciera era solo un movimiento para su mano. Pero esa decisión no le correspondía a Jack y creía que tampoco era una decisión que pudiera tomar la Sección PKD. Dudo, pero termino saliendo de la simulación, no sin antes desconectar a Lupe y borrar su recuerdo sobre la charla.

Después de que Mullen lo ayudara a quitarse el casco y los guantes, Morgan se acerco. Estaba más que interesado en saber si Jack había logrado descubrir algo. La inmersión en la simulación, no había sido extensa, ni fatigante, solo había sido una búsqueda más y lo poco que tenia no sabía si complacería a Morgan y la sección PKD.
— ¿Encontraste algo? – pregunto Mullen aventajando a Morgan –.
— Si, es un modelo de prueba – Jack teorizo –. Creo que lo fabrico para insertarlo en la sociedad y ver cuánto duraba. Esta muy bien programado, pero no es un espía. Este no lo es, pero debe haber otros sueltos por ahí.
— ¿Averiguaste en que trabajaba Parker? – Jack se puso de pie y estiro sus brazos –.
— Nadie atendió mis llamados, solo sé que es una oficina de investigación especial.
— Yo me encargo – Jack sonrió –.

 

El escritorio estaba cuidadosamente acomodado, la consola de última generación estaba impecable y su dueña tecleaba códigos mientras cruzaba datos. El teléfono sonó insistentemente a pesar de que había dado órdenes de no pasar llamadas. Había demasiado trabajo atrasado. Cansada levanto el teléfono.
— Dije que no me pasaran llamadas.
— Hola, mi nombre es Jack Kraken y necesito averiguar algo, tengo entendido que usted es la compañera de trabajo de Richard Parker.
— Si claro, Jack Kraken. ¿Esta es otra de tus bromas Phil? – colgó y descolgó el teléfono –.
El teléfono de la oficina contigua comenzó a sonar, una y otra vez. Eso le perforaba la cabeza y no podía concentrarse. Se levanto y fue hasta la oficina solo para descolgar el teléfono.
— No cortes… – volvió a cortar y dejarlo descolgado –.
Volvió a su silla, respiro profundo e intento recordar por donde estaba su trabajo. El lugar donde debía retomar su investigación. No había comido, había dormido mal, Richard no estaba para ayudarla a terminar y odiaba a todos. Sabía que eso se debía a su estado alterado, había que terminar ese balance cuanto antes. Su teléfono personal comenzó a sonar, lo abrió y vio que era un número desconocido. Contuvo tirarlo contra el suelo, lo apago y después insulto a Phil el bromista de contabilidad.
Unos minutos después entro su jefe de piso, tenía mala cara. Siempre la tenia, porque esperaba un ascenso, que su esposa no fuera como era, que sus hijos estudiaran y que el aire acondicionado de su despacho andará. Moría de calor con ese traje.
— Papercraft – grito –. Atiende el maldito teléfono, te están llamando la persona que está investigando el accidente de Richard. Se llama Jack Kraken.
Colgó el teléfono nuevamente y mientras su jefe dejaba la zona volvió a sonar. Estiro la mano resignada, cansada y ahora avergonzada por su jefe. El hombre con el implante capilar que disimulaba su repentina cabellera acababa de gritarle.
— Hola.
— Hola mi nombre es Jack Kraken y estoy investigando el accidente de Richard Parker
— ¿En qué puedo ayudarte?
— ¿Quería saber en que estaba trabajando con Richard?
— Estamos terminando unos balances sobre defraudación al estado – hizo una pausa –. Hace unos años cuando atacaron el servidor del Banco Británico de Indias logramos copiar unos registros de la American Electric. La empresa desvió fondos un par de veces a cuentas falsas.
— Gracias por tu colaboración Papercraft.
— ¿Eres algo de Jack Kraken el Cowboy?
— Soy el mismo – Jack corto ya tenía los datos que necesitaban –.
Colgó el teléfono, cruzo sus brazos sobre el escritorio, tenia tatuados aviones de papel y apoyo su cabeza sobre ellos. Cerró los ojos, tenia sueño, estaba cansada y había hablado con unos de sus héroes. Solo había podido preguntarle si era el verdadero Jack Kraken antes que el colgara. Se quedaba dormida, abrió los ojos. Era un mal día.

 

Mullen había desconectado la alimentación, los cables que iban al cuerpo y Morgan seguía observando lo que quedaba del androide sobre la mesa de examen. Jack regreso de hacer su pequeña investigación telefónica.
— ¿Averiguaste algo? – Otra vez Mullen se adelanto a Morgan –.
— Parker investigaba a la American Electric – respondió Jack que apoyo su consola junto a donde estaba el resto de sus cosas –.
— El camión que embistió a Parker y su esposa usaba el nuevo sistema de navegación automático de la American Electric – Morgan saco la holotargeta de su teléfono y se la dio a Jack –. Revisa el informe sobre el camión.
— Eso parece, el camión embistió a todos esos autos por un orden directa – Jack agito la tarjeta como si eso hiciera que se acelerara el pasar de las letras –. Es alevoso que fuera la American Electric.
— Las corporaciones están acostumbradas a siempre hacer lo que quieren – Morgan solo soltó las palabras y luego volvió sobre ellas mentalmente –. Es demasiado fácil.
— Pregúntale a SAM, el esta allá arriba Jack – sonrió Mullen –. El ojo que todo lo ve.
Toco una combinación de botones en su reloj de pulsera. Aun usaba uno a pesar de que con la llegada de teléfonos cada vez más tecnológicos y con la hora exacta, había matado esa costumbre. Era un viejo reloj de pulsera de su abuelo, que el viejo había modificado.
— ¿SAM buen día estas ahí? – Esperaron unos segundos y llego la respuesta –.
— Buenas tardes Jack, estoy sobre la india y aquí es de tarde – era un voz agradable y simpática, cuando se activaba la recepción el reloj se iluminaba de rojo –.
— Necesito un favor, ya que estas ahí arriba – Jack sonrió –. Si es que no estás muy ocupado.
— Solo dime que necesitas y estará hecho amigo – la voz se acelero –. ¡En un pim pum pam!
— Revisa los satélites de geoposicionamiento de la American Electric y dime si alguno fue hackeado en las últimas 72 horas.
Solo quedaba esperar, aunque eso no cambiaba la realidad de que Lupe Gonzalez era una androide implantada para simular ser un humano. Un test de un viejo enemigo de la Sección PKD. Al trió de investigadores ahora le interesaba estar presente cuando Richard Parker se enterara que su esposa no era lo que él creía.

 

Cuando Richard comenzó a despertar solo podía escuchar voces, eran varias y no sabía dónde estaba. Lo último que recordaba era estar cambiándose en su casa para salir. Una mujer se le acerco, a sus ojos era bella.
— ¿Cómo te llamas? – pregunto Kushova –.
— Richard – hablo con lentitud, como si remarcara las letras con la lengua –.
— Mi nombre es candelaria y trabajo para el hospital general de Boston. Tuviste un accidente en la autopista.
— Lupe ¿Dónde está mi esposa?
— Perdió un brazo, se le puso una prótesis. También tuvo un coagulo en el cerebro, cuando se lo quitaron los doctores le pusieron un receptor remoto para que con practica y calibración pueda mover la mano como si fuera suya – Kushova vio la desesperación de Parker en sus ojos –. Su esposa no está muerta. Aquí hay unos expertos que te dirán que paso exactamente.
— Mi nombre es Morgan, trabajo para una organización que se dedica a la prevención y resolución de crímenes cibernéticos entre otras cosas. Estoy aquí porque su esposa, sus heridas revelaron que no es humana – Morgan vio la confusión en sus ojos –. Ella es un androide, no será fácil entenderlo.
— ¿Androide? – Se sentía dentro de una pesadilla –.
— Mi nombre es Johnny Mullen, soy ingeniero en varias cosas. Estoy aquí como asesor del hospital, para revisar el cuerpo de su esposa. Su esposa es un androide de manofactura individual lo cual es un delito, estaba hecha para ser insertada en la sociedad y no despertar sospechas.
— Rick, ¿estás bien? – La pregunta fue tonta pero necesaria y venia de Jessica Parker que veía como el mundo de su hermano se derrumbaba –.
— ¿Por qué a mí?
— Señor Parker el hospital le dará toda la contención psicológica que se pueda a usted y al resto de su familia – Kushova experimento la piedad –.
— ¿Qué pasara con ella? – a Parker le costó hablar y un doctor monitoreaba sus signos vitales –. ¿Qué harán con ella?
— Androides del mismo constructor y otros, han sido entregados a la organización aeroespacial mundial para trabajos en las estaciones espaciales o en las dos ciudades domo de la luna – Morgan sintió pena por ese hombre –. En este caso, la reparación tal vez no valga la pena. Ellos verán que harán con ella.
La mirada de ese hombre estaba perdida, su hermana le sujetaba la mano que le había quedado. El doctor Crespo no siquiera había ido, había mandado a un reemplazo, un joven doctor en rotación y mientras él tomaba café en un bar frente al hospital.
— Ella no sabe que es un androide – Jack corto el silencio –. Creo que usted debería meditar que hacer con ella. Sea desecharla, repararla o lo que imagine.
— Ahora es propiedad del gobierno Jack – refuto Morgan –. Es un androide ilegal que será confiscado.
— Es un androide ilegal, eso es verdad. Pero el señor Parker no lo sabía y contrajo un contrato que lo vincula al androide – Jack camino unos pasos –. “Hasta que la muerte nos separe” era la frase siglos atrás, ella no está muerta y el adquirió un deber sin saber su naturaleza.
— Yo podría repararla, tardara unos meses porque hay que hacer muchas piezas – Mullen dio un paso al frente –. Hay que invertir mucho dinero, pero es posible.
Se miraron, volvían a ser rivales, así como habían vuelto a ser compañeros. Jack hizo un movimiento con su mano pegada a su cuerpo para que nadie lo viera y Morgan le respondió con otro movimiento. Mullen pensó que eran señas militares.
— Señor Parker, descanse y cuando tenga una decisión lo charlaremos – Morgan fue piadoso –. Como agente de la ley, prometo que respetaremos su decisión.
Parker le hizo un débil gesto de agradecimiento y todos comenzaron a dejar el cuarto. El hombre empezó a llorar, su hermana se quedo con él.
En el pasillo del hospital el reloj de Jack comenzó a destellar, tal vez Morgan tendría la respuesta que necesitaba para seguir su investigación. SAM tenía un informe, uno de los satélites de la American Electric había sido infiltrado en las últimas 72 horas. El cálculo rotatorio daba que era exactamente el que había dado la orden de chocar al camión. La firma digital fue enviada a la consola de Jack, que fue inmediatamente a revisarla. Coincidía con la misma firma de hackeo que Dios uso aquella vez en Portugal, en la corporación medica Bwotten. Le dio toda la información a Morgan.
— ¿Esta es la parte en que me arrestas? – Jack miro a Morgan –. Sigo siendo un cowboy buscado por varios delitos.
— Hace unos meses, cuando hiciste ese trabajo en Suecia con el Shogun y Boris el gordo. ¿Lo recuerdas? – Morgan llevo sus manos a los bolsillos –. Casi los atrapamos.
— Boris no pudo escapar – Jack lo miro de mala manera –. Sé que la Sección lo atrapo.
— Puedes irte Jack, no voy a arrestarte – Morgan le dio la espalda y camino hacia el ascensor –. No atrapamos a Boris, el se entrego a cambio de que dejáramos tranquilos a ti y a Shun. Se intercambio por ustedes.
— ¿Dónde está?
— Ahora es el jefe de la división de informática y cibernética de la Sección.
Una semana después se prohibió el uso del sistema de auto conducción de la American Electric por considerarse poco seguro. Poco seguro contra las infiltraciones y también porque el sindicato de transportistas presiono lo suficiente. Sus acciones cayeron y tuvieron que vender algunas de sus pequeñas empresas de orden secundario.

Fin

Muchas gracias a Ernesto por este cuento.

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Lobo7922

Creador de La Cueva del Lobo.

Desde muy joven me sentí fascinado por la Ciencia Ficción y la Fantasía en todas sus vertientes, bien sea en literatura, videojuegos, cómics, cine, etc. Por eso es que he dedicado este blog a la creación y promoción de esos dos géneros en todas sus formas.

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